05/03/2025 | Actualidad

Con motivo del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), Casa Asia publica una serie de ocho entrevistas a mujeres de las diásporas asiáticas en España, cuyas trayectorias personales y profesionales son valientes, inspiradoras y transformadoras. 

Ya están disponibles las primera entrevistas, y a lo largo del mes de marzo completaremos este especial del Día Internacional de la Mujer con el resto de entrevistas.

Nadia Ghulam

Afganistán - Barcelona

Mine Kawakami

Japón - Santiago de Compostela

Sara Qiu

Zaragoza - Qingtian

Rubia Naz

Gujrat - Barcelona

Sithy Saem

Camboya - Barcelona

Sonia Nar

Punjab - Barcelona

Nadia Ghulam

Nadia Ghulam, nacida en Kabul, Afganistán, refugiada, narradora, activista. A los 8 años ha sufrido gravísimas heridas por la explosión de una bomba encima de su casa durante la guerra civil. Después de la guerra y como hija mayor de una familia en la que el único hermano murió, ha tenido que disfrazarse de hombre durante 10 años para poder trabajar. Nadia es activista por necesidad. Hoy es una figura influente para la promoción de la paz, la educación y la igualdad de género.  Ha sido colaboradora de organizaciones como la Asamblea de Cooperación por la Paz, Casa Asia y AUDIR. Ha sido premiada en numerosas ocasiones y también ha participado en cumbres de Naciones Unidas y en varios TEDx Talks. Trabaja a la Fundació Catalana de l’Esplai a Barcelona desde el 2019.

¿Qué recuerdos tienes de tu infancia en Afganistán? ¿Qué aprendizajes destacarías?

Nací en Kabul, la capital de Afganistán. Recuerdo mi infancia allí con sentimientos muy encontrados. Por un lado, atesoro los momentos llenos de calidez familiar, la riqueza de nuestras tradiciones y la belleza de la vida comunitaria. Por otro, no puedo olvidar los desafíos y la incertidumbre que formaron parte de mi día a día. Estos recuerdos, tanto los dulces como los difíciles, han contribuido a mi compromiso de trabajar por un futuro de paz y esperanza. Durante mi infancia y adolescencia, Afganistán era un país marcado por la inestabilidad y los conflictos constantes. Vivir en ese entorno significó enfrentarse a desafíos diarios, donde la incertidumbre y el miedo eran parte de la vida cotidiana. Sin embargo, encontré en mi familia y en la comunidad una fuente inagotable de apoyo y fortaleza, lo que me permitió sobrevivir y aprender a valorar cada momento de paz. De estas experiencias he extraído lecciones muy importantes: he aprendido la resiliencia, la importancia de la solidaridad y la capacidad de transformar el dolor en una fuerza positiva. Me enseñó a encontrar esperanza incluso en los momentos más oscuros y a entender el poder transformador de la educación y el diálogo. Estas vivencias me han formado profundamente y me han impulsado a trabajar por un futuro más justo y pacífico, tanto para mí como para los demás.

¿Cuáles han sido las circunstancias de tu salida de Afganistán y tu llegada a España?

Decidí abandonar Afganistán impulsada por una necesidad médica urgente. A la temprana edad de 8 años, sufrí heridas tras una bomba que cayó en mi casa en Kabul, lo que marcó mi infancia de forma profunda. Estas lesiones y el entorno cada vez más peligroso me llevaron a buscar un lugar seguro donde pudiera recibir el tratamiento médico que tanto necesitaba. Llegar a España supuso para mí un nuevo comienzo, un espacio en el que no solo pude acceder a la atención sanitaria necesaria, sino también reconstruir mi vida en un entorno de paz y oportunidades. Este cambio ha sido fundamental para mi proceso de sanación y para reafirmar mi compromiso con la paz y la solidaridad.

¿Como te sentías al llegar y como te sientes ahora? ¿Cómo ha sido el proceso?

Adaptarme a España ha sido una experiencia llena de emociones. Al llegar, me sentía desbordada por la incertidumbre y el dolor acumulado, pero también tenía la esperanza de encontrar un refugio donde reconstruir mi vida. Las barreras del idioma y las diferencias culturales se fueron disipando gracias a la calidez y solidaridad de mi familia catalana y de muchas otras personas que me ayudaron a dar pequeños pasos hacia la integración. Hoy, miro atrás con gratitud y me siento más segura, en paz y profundamente agradecida por este nuevo camino. Mi experiencia en España me ha permitido sanar, reconectar con mis raíces y forjar una identidad que une lo mejor de mi pasado con mi presente. Cada pequeño paso es un avance hacia un futuro lleno de esperanza y compromiso.

¿Nos puedes explicar tu trayectoria, de refugiada a escritora, y a activista?

Desde mi experiencia como refugiada, he aprendido a transformar el dolor y la adversidad en fuerza y esperanza. Mi camino comenzó en Afganistán, donde las circunstancias difíciles y las heridas del pasado me impulsaron a buscar un nuevo comienzo. Al llegar a España, descubrí que la palabra escrita era la herramienta perfecta para contar aquellas verdades que rara vez aparecen en los medios, para expresar mi realidad y dar voz a todas aquellas personas inocentes que sufren a causa de la guerra. Esto me impulsó a escribir, aunque yo no me considero escritora, sino narradora: ese arte me lo transmitió mi mamá afgana.

A través de mis palabras, he querido dar voz a quienes, como yo, han vivido situaciones extremas y compartir las lecciones de resiliencia, paz y solidaridad que he aprendido. Con el tiempo, mi compromiso se ha ampliado y he decidido involucrarme activamente a nivel internacional, defendiendo los derechos humanos y apoyando a las comunidades vulnerables en foros globales y en diversas iniciativas solidarias.

Esta trayectoria, de refugiada a narradora y activista internacional, me ha permitido transformar mi propia historia en un mensaje de esperanza y cambio, demostrando que, incluso en los momentos más oscuros, es posible encontrar la luz y trabajar por un futuro mejor para todos

Los proyectos que llevas a cabo contribuyen a sensibilizar sobre la situación de las mujeres en Afganistán, ¿qué impacto tienen a nivel más personal?

Cada proyecto que llevo a cabo para sensibilizar sobre el conflicto y la situación de las mujeres en Afganistán, o en tiempos de guerra, me aporta un profundo sentido de propósito. A nivel personal, este trabajo me permite transformar mi dolor en acción, dándome la oportunidad de compartir mi historia y, a través de ella, empoderar a otras mujeres y a quienes han sufrido en silencio. Además, este compromiso me conecta con mis raíces y me recuerda la importancia de seguir luchando por la justicia y la igualdad. Cada iniciativa me llena de energía y me enseña que, incluso en los momentos más difíciles, es posible encontrar la luz y la esperanza. Siento que mi labor no solo contribuye a generar un cambio social, sino que también me ayuda a crecer y a reafirmar mi identidad y mi compromiso con un futuro mejor para todos.

¿Qué factores han sido claves para afrontar las dificultades y sobrevivir?

Para aguantar y sobrevivir a lo vivido, he aprendido a apoyarme en mi resiliencia interna y en el amor incondicional de mi familia catalana, que ha sido y sigue siendo mi pilar de confianza para seguir adelante. Encontrar pequeños momentos de paz y esperanza, incluso en medio del caos, me ha permitido continuar.

Lo que más me ha ayudado ha sido el apoyo constante de mi entorno y la solidaridad de personas que, en los momentos más oscuros, me han tendido una mano amiga. He aprendido a transformar el dolor en fuerza, siempre buscando esa luz que me guíe en la oscuridad.

Sin duda, lo más duro ha sido perder una infancia llena de incertidumbre y miedo, y enfrentar el reto diario de adaptarme a un mundo nuevo. Sin embargo, hay momentos claves que han marcado mi camino: el cálido abrazo de mi familia cuando más lo necesitaba, la decisión de buscar ayuda y el encuentro con personas que compartían mi lucha por la esperanza y el cambio. Estos instantes han sido fundamentales para reconstruir mi identidad y reafirmar mi compromiso con un futuro mejor.

¿Ha sido muy importante el apoyo de las personas? de las instituciones? de la sociedad en general?

El apoyo de la sociedad en general ha sido fundamental para mí, especialmente el de la gente, cuyo acompañamiento y solidaridad me han impulsado a seguir adelante. Por otro lado, las instituciones no han sido tan colaboradoras; en muchas ocasiones me han impuesto barreras burocráticas que me han hecho perder tiempo y causar muchas lágrimas. A pesar de ello, el respaldo humano ha sido mi motor en el camino hacia la sanación y la integración.

¿Como ha sido tu experiencia en los campos de refugiados y cual han sido las circunstancias?

Mi experiencia en los campos de refugiados ha sido una de las etapas más difíciles de mi vida. Aunque antes se les conocía como “campos de concentraciones” y ahora se llaman “campos de refugiados”, las condiciones siguen siendo muy similares: precariedad, falta de recursos y un ambiente de incertidumbre constante. Estas circunstancias han dejado una huella imborrable, pero también han puesto de manifiesto la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo, que han sido esenciales para sobrellevar cada día.

¿Cuál ha sido tu trayectoria aquí? ¿cuál ha sido tu formación y a qué te dedicas?

He cursado una FP en Informática y una FP en Integración Social, he obtenido la carrera en Educación Social y he finalizado un máster en Desarrollo Internacional. Actualmente, trabajo como educadora social en Fundesplai y dirijo “Ponts per la Pau”, un ONG del que soy una de las fundadoras. Esta trayectoria me ha permitido unir la tecnología, la integración y la educación en mi compromiso por la paz y la solidaridad.

¿Tienes noticias de Afganistán? ¿Cuál es la situación de las mujeres ahora en Afganistán? 

La situación de las mujeres en Afganistán sigue siendo alarmante. Tras algunos avances en el pasado, los últimos años han traído una regresión significativa en sus derechos y libertades. Hoy en día, el acceso a la educación, la participación en la vida pública y la libertad de expresión están severamente restringidos. Sin embargo, a pesar de este clima opresivo, la resiliencia y determinación de las mujeres afganas se mantienen firmes. Muchas continúan luchando, a menudo en condiciones muy difíciles y a riesgo personal, por reclamar su derecho a una vida digna y a la igualdad. Personalmente, la fortaleza de estas mujeres me inspira a seguir trabajando y alzar la voz en su nombre, con la esperanza de que, a pesar de los desafíos, algún día puedan vivir en un entorno de verdadera justicia y libertad.

Ya no se habla mucho de la situación de las mujeres en Afganistán en los medios de comunicación…

Creo que, lamentablemente, los medios han dejado de prestar la atención que merece la tragedia que viven día a día las mujeres en Afganistán. En su afán por captar audiencias y sensacionalizar, se priorizan narrativas que venden más por temas geopolíticos del momento, dejando de lado las historias reales y dolorosas de quienes sufren día a día des de hace tanto tiempo. Es imprescindible recuperar un periodismo ético y comprometido, del que tenemos escasos ejemplos, que no olvide ni silencie la voz de las comunidades afectadas.

Eres fundadora de Pont per la Pau, ¿qué hacéis desde la Asociación?

Desde la Asociación Pont per la Pau trabajamos para tender puentes de entendimiento entre las mujeres afganas, fomentando el diálogo de paz y esperanza, la reconciliación y la inclusión. Mediante iniciativas culturales, educativas y sociales, buscamos sensibilizar sobre la importancia de la paz y crear espacios donde se compartan experiencias, se sanen heridas y se transformen realidades. Creemos firmemente que el cambio se construye desde la base, impulsando la participación activa de la sociedad en la creación de un futuro más justo y pacífico.

Cuando se habla de Afganistán siempre se habla de la guerra y de los talibanes. ¿A ti que te gustaría que se conociera de Afganistán?

Su rica herencia cultural y la fortaleza de las mujeres afganas como agentes de paz. Más allá de los conflictos y de la imagen reduccionista de los talibanes, Afganistán es un país de tradiciones milenarias, en el que el arte, la poesía, la música y las costumbres reflejan una historia vibrante y diversa. Es fundamental reconocer la resiliencia y la hospitalidad de su pueblo, así como el papel vital que desempeñan las mujeres, quienes, a pesar de las adversidades, han demostrado una determinación extraordinaria en la lucha por la justicia, la igualdad y la transformación de su realidad.

Has publicado varios libros y has participado en una obra teatral, ¿qué otros proyectos tienes ahora?

Estamos trabajando en nuevos proyectos. Próximamente publicaremos, junto con la magnífica ilustradora Mariona Brunet, un cuento infantil sobre la paz titulado “El Canto de Salam”. Este relato, protagonizado por un pajarito que simboliza la paz, busca transmitir valores de esperanza y convivencia, invitando a los niños a imaginar un futuro lleno de armonía.

¿Qué consejos o lecciones de vida quisieras compartir con otras mujeres jóvenes?

Como agente de paz, con humildad, creo que es esencial confiar en nuestras capacidades, aprender de cada experiencia y enfrentar los desafíos con perseverancia. Valorar nuestra voz y apoyar a otras mujeres nos fortalece para construir un futuro más justo y pacífico. Espero que estos consejos te inspiren a avanzar con esperanza y armonía.

Nadia nos recomienda…

Un plato:

Qabili Palau, un plato típico de mi Querida Afganistán

Una película:

Dhak Dhak (2023), dirigido por Tarun Dudej

Una música:

Naghma Khuwanzai https://www.youtube.com/watch?v=T4kw5WxrJJc

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Entrevista realizada por Gaëlle Patin Laloy, responsable del Programa Interculturalidad de Casa Asia en marzo 2025.  Contacto: [email protected]

Mine Kawakami

Mine Kawakami es pianista, compositora, cocinera, dibujante y viajera del mundo. Escribe partituras como pintaría un cuadro. Ha tocado en Kiyomizu-dera, uno de los Sitios del Patrimonio Mundial en Kioto, Japón, en la Mezquita de Córdoba, y la Catedral de Santiago de Compostela. El pasado 11 de febrero dio un recital de piano en la Fundación Joan Miró con motivo del punto de partida a los actos de celebración del Año Cataluña-Japón.

¿Cuál es tu historia con el piano? ¿Cuándo y cómo has empezado?

En 1969, nací y crecí en una vivienda oficial de la Universidad de Artes de la Prefectura, situada en plena naturaleza de la prefectura de Aichi, en el seno de una familia de pintores. Todos los residentes de aquella vivienda, ubicada en un bosque profundo, eran profesores de la universidad, es decir, artistas de alguna disciplina. Nuestro vecino era un pianista, y eso fue lo que me llevó a empezar a tocar el piano. Hasta la secundaria, crecí sin verme envuelta en grandes competiciones o concursos, disfrutando libremente de la música que tocaba mi vecino y trepando por las esculturas que estaban por todas partes. Más tarde, con el deseo de estudiar piano de manera más seria, a los 18 años me trasladé a la Universidad Nacional de Música y Teatro de Munich (Hochschule für Musik und Theater de Múnich). Durante mis años de estudiante, fui testigo de los intensos cambios que sacudieron Alemania, como la caída del Muro de Berlín.

1969年、愛知県の大自然の中にある県立芸術大学の官舎に私は画家の両親の元に生まれ育ちました。深い森の中にあった官舎の住人は全員が芸大の職員=何らかの芸術家で、我が家の隣はピアニストでした。それが私がピアノを始めるきっかけとなりました。

高校になるまでは大きな競争やコンクールに巻き込まれることもなく森の中で伸び伸びと隣人の奏でる音楽を聴いたりそこら中においてある彫刻によじ登ったりしてのんびりと育ちました。

その後、本格的にピアノを学びたくて18歳でミュンヘン国立音楽大学へ行きました。在学中、ベルリンの壁が崩壊するなど、激動のドイツを体感しました。

 

¿Qué te ha llevado a España?

La dificultad de interpretar música occidental siendo yo de origen oriental, la carga física en mi cuerpo y dedos debido a más de ocho horas diarias de práctica, la intensa competencia y la presión de los conciertos, así como la imposibilidad de descansar o sentirme libre… Comencé a preguntarme cómo podría mejorar mi vida sin dejar el piano. Pensé que en España podría encontrar la respuesta, así que decidí viajar sola hasta allí. No sabía nada de español ni conocía a nadie, pero cuando llegué, probé por primera vez un menú del día por 600 pesetas. El primer plato era una paella rebosante de mariscos y vino tinto sin límite. En ese momento, decidí quedarme en España. Sentí que, en un país con una cultura gastronómica tan rica, podría vivir tocando el piano con el corazón lleno de riqueza y satisfacción.

西洋の音楽を東洋出身の自分が演奏する時の解釈の難しさ、一日8時間以上練習するので体や指への負担が大きく、競争や本番のプレッシャーは大きく、休むことも自由になることもできない生活をピアノを続けながらどうにか改善したいと思い始めていました。スペイン語へ行けば、その答えが見つかると思って、一人でスペインへ行きました。スペイン語も知り合いも全く皆無でしたが、到着して初めて食べた600ペセタのMenu del diaの最初の皿が魚介類が山盛りのったパエリアと飲み放題の赤ワインを見て、スペインに残ることを決めました。この豊かな食文化がある国なら、豊かな気持ちでピアノを弾いて暮らせると思ったからです。

 

Tu relación con la música es muy profunda. ¿Para ti qué sentido tiene la música?

Es comida, es aire, es viento. Algo tan cercano que ni siquiera me doy cuenta de su presencia, pero sin lo cual no podría vivir.

食事であり、空気であり、風であると思います。あることに気づかないほど身近で、なくなると生きていけないもの。

 ¿Cuál es tu relación con la composición?

No me considero compositora, sino intérprete. Antes solía tocar piezas compuestas por otros, pero con el tiempo me di cuenta de que quería interpretar solo sonidos con los que estuviera completamente de acuerdo, sin desperdiciar ni una sola nota. Para lograrlo, terminé componiendo mi propia música, ya que así puedo tocar únicamente los sonidos que realmente me convencen. Por eso, ahora solo interpreto mi propia música.

私は自分を作曲家と思っていなくて、演奏家だと思っています。以前は他の人が書いた曲も演奏していましたが、100パーセント納得した音だけを、一音の無駄もなく大切に弾きたいと思って演奏したいので、結果的に自分で作った方が納得できる音だけを演奏できる事もあり今は自分が作った音楽のみを演奏するスタイルとなりました。

¿Cuál es tu inspiración cuando creas música?

La música trasciende fronteras, el tiempo y el idioma. No nace en momentos de felicidad o alegría, sino en tiempos de dificultad, soledad, tristeza, despedidas o pérdida de seres queridos. Es en esos momentos cuando la inspiración llega. Ya he compuesto cerca de 400 piezas, lo que me hace pensar que, sin duda, he tenido una vida llena de altibajos.

音楽は国境も時空も言語も超越していると思います。幸せで嬉しい時に音楽は生まれてこなくて、苦しく寂しい時、悲しい時、別れた時、大切な人を失った時などにインスピレーションが降りてきます。すでに400曲近くあるので、よっぽど波瀾万丈な人生だったのか。

Lo que me inspira son los fenómenos de la naturaleza: el canto de los pájaros, el sonido del viento y la lluvia, la luz, el murmullo de los árboles y el canto de los insectos.

私にインスピレーションを与えるのは自然現象です。鳥の声、風や雨の音、光、木々のざわめき、虫の鳴き声です。

¿Cómo es tu proceso creativo?

Elijo un tema y camino sin cesar en plena naturaleza. En mi mente, voy creando la música que quiero componer, como si fuera una pintura o una película. Esa imagen, como una nube, va madurando poco a poco, y en un momento determinado, la música desciende como si fuera lluvia en forma de notas de piano. Entonces, la plasmo en la partitura.

テーマを決めて、ひたすら自然の中を歩きます。頭の中で作りたい曲を創造して行きます。それはほとんど絵画や映画のような感じです。そのクラウドのようなイメージが熟成していって、ある瞬間になるとピアノの音としてまるで雨が降ってくるように降りてくるので、それを楽譜に音符として書き留めます。

Has vivido en Cuba, ¿cómo influyó en tu camino musical?

La vida en Cuba, y especialmente el pianista cubano que más respeto, Chucho Valdés, me enseñaron algo muy importante. Me hizo comprender que la relación entre el piano y yo debe ser libre y estar llena de amor, que el piano es una extensión de mi propio cuerpo. También aprendí a disfrutar y tocar la música en cualquier situación, sin importar el estado del piano o del entorno (ya sea que esté desafinado, averiado, con teclas rotas o incluso sin electricidad). Lo esencial es mantener la capacidad de adaptarme y hacer música en cualquier circunstancia.

キューバでの生活、そして特に私が最も尊敬するキューバ人ピアニストChucho Valdesが私に非常に大事なことを教えてくれました。それは、ピアノと自分の関係が自由で愛に溢れている関係であること。ピアノが体の一部であること。ピアノや周りの環境ががどんな状態でも(調律されていない、故障している、鍵盤が欠けている、停電している、などなど)、どんな状況でも楽しく遊んでしまえること、どんな状況でも臨機応変に音楽が奏でられる自分でいられること。

¿Y tu encuentro con España?

Honestamente, ni yo misma sé por qué me gusta tanto España. Pero lo cierto es que, desde la primera vez que pisé este país hace 30 años hasta el día de hoy, sigo amándolo sin ningún cambio. Durante la pandemia, no pude salir de Japón por mucho tiempo, y cuando finalmente regresé a Santiago después de dos años y medio, al ver la tierra gallega desde la ventanilla del avión, me sorprendí a mí misma llorando de emoción. En este país, soy simplemente feliz sin depender de nadie. Me rodea una inmensa inspiración, puedo componer mucha música y, además, puedo cocinar y disfrutar libremente de deliciosos mariscos. ¿Acaso hay una felicidad más grande que esta?

スペインが好きな理由は正直私もわかりません。でも、初めてこの国を踏んだ30年前も今も、全く変わらずこの国を愛している自分がいます。コロナで長期間日本を出ることができず、2年半ぶりにサンチャゴに戻った時、ガリシアの大地を窓から見たときに嬉しくて涙が出てきた自分に驚いたほどです。この国にいると、私は誰に依存する事もなくシンプルに幸せで、たくさんのインスピレーションに包まれ、たくさん音楽が書ける、そして美味しい魚介類を遠慮なく料理して食べられる、これ以上の幸せがあるでしょうか。

¿Cuál es tu relación con la música tradicional japonesa?

Lamentablemente, en la educación escolar de Japón solo se enseña música occidental, como Mozart, y no se nos educa en la música tradicional japonesa. Yo tampoco tuve la oportunidad de aprenderla; solo estudié música occidental. (nota: actualmente se enseña más la música tradicional japonesa en la educación escolar). Sin embargo, a medida que fui siendo mayor, me di cuenta de que, aunque nunca la había aprendido formalmente, la forma de manejar los silencios y de construir la música, algo que no existe en la música occidental, se hacía cada vez más presente en mis composiciones. No pude evitar notar esta influencia y, con el tiempo, llegué a la conclusión de que esto es la sensibilidad musical japonesa que he heredado de mis ancestros, algo que está en mi ADN. Por eso, después de 50 años tocando el piano, ahora me encuentro realizando conciertos en templos y santuarios de Japón. Esto se debe a que, cuando toco en estos espacios, siento que soy más natural y libre que en cualquier otro lugar. Aunque utilizo el piano como instrumento, siento que la música que compongo tiene una resonancia profundamente tradicional japonesa.

日本の学校教育では残念ながらMozartなどの西洋音楽ばかりを教えて、日本の伝統音楽を教えてくれません。私も、西洋音楽しか学ぶ機会を得られませんでした。ところが、年を重ねるにつれて習っていないのに、西洋音楽には存在しない「間」の取り方、曲の作り方がどんどん色濃くなっている事に私は気づかずにはいられません。これは、私のDNAの中に入っている祖先から受け継いだ日本の音楽の感性だと最近強く思うようになりました。なので、50年間ピアノを弾き続けてきた今になって、日本の寺や神社でコンサートをするようになりました。それは、日本の寺社で演奏をすると自分が最も自然で自由にいられる事を感じるからです。ピアノという楽器を使用していますが、私が作曲する音楽は非常に伝統的な日本の響きを持っていると感じています。

¿Ser mujer ha influido en tu carrera musical?

Mi padre, que fue pintor y ocupó durante muchos años los cargos de rector de la universidad de arte y director del museo nacional, me decía: “Me alegra que hayas nacido mujer, porque puedes hacer lo que quieras libremente. Los hombres japoneses tienen demasiados compromisos y preocupaciones por las apariencias, y no pueden vivir con tanta libertad”. Aunque aún no entiendo completamente lo que quería decir, es cierto que tal vez vivo de manera libre y haciendo lo que me gusta.

画家であり、芸大の学長や国立美術館の館長を長年勤めた父が「お前は女に生まれてよかったな、好きなことを何でも自由にできる。日本の男は世間体と約束が多すぎてなかなか自由に生きれない」と言っていました。私はその意味がいまだによくわかりませんが、確かに私は自由に好き勝手に生きているかもしれません。

En tus intervenciones durante el concierto en la Fundación Miró, se entiende que estableces una relación muy fuerte entre la música, los paisajes, y las emociones.

Mis padres son pintores y, tal vez por eso, porque a mí también me gusta pintar, la música y la pintura están íntimamente relacionadas en mi vida. A veces, incluso en una pintura abstracta, se pueden escuchar paisajes y emociones. Me encantan las obras, tanto en pintura como en música, que logran transmitir eso. En ocasiones, mis partituras son como cuadros, y creo que pocas personas serían capaces de tocar un piano solo con la partitura que yo he creado, ya que a veces parecen más una pintura abstracta. Por supuesto, publico las partituras en un formato convencional, con pentagrama, para que cualquier persona pueda tocarlas.

私の両親が画家で、私自身絵を描くことが好きだからか、音楽と絵画は私の中では切り離せない関係です。抽象的でも絵画の中から風景やemocionesが聞こえてくる事があります。それが聞こえてくるような作品が私は絵でも音楽でも大好きです。私の楽譜は絵だったりする事も少なくなく、私が作った本当の楽譜(まるで抽象絵画)を見てピアノが弾ける人はまずいないと思います。もちろん、誰もが弾けるように五線譜の楽譜に直したものを出版していますが。

Le hemos pedido a Mine una anécdota sobre su carrera musical y nos cuenta 8 anécdotas…

No uno solo, tengo incontables anécdotas.

-Un murciélago salió del piano en Cuba cuando tocaba.

-Mis estudiantes de la universidad en Cuba me enseñaron a bailar salsa y a pescar.

-Toqué en la paz de los bosques y con el viento y los insectos en lugares tan hermosos como el templo Kiyomizu y el santuario Kasuga, que tienen mil años de historia.

-Las palabras de Chucho Valdés que me hicieron tan feliz: “Nosotros nacimos en este mundo para hacer felices a las personas a través de la música, como un pacto con Dios”.

-El sonido del viento hermoso en una ciudad a 4000 metros de altura en Bolivia.

-La jungla del Amazonas, donde las ranas cantaban y las luciérnagas volaban, creando una sinfonía natural.

-Mientras tocaba en las montañas de Colombia con los indígenas, comenzó a llover.

-Mi piano en la Catedral de Santiago resonaba en todo el edificio, sonando como si lloviera desde arriba…

Todo esto está grabado en mi música.

一つではなく数えきれないほど。キューバでピアノからコウモリが出てきたこと。キューバの大学の教え子達にSalsaの踊り方と釣りのしかたを教えてもらったこと。1000年の歴史をもつ美しい清水寺や春日大社で森の静寂と共に風や虫と共演したこと。Chucho Valdesに「私たちはピアノを奏で音楽で人を幸せにすることを神様と約束してこの世に生まれてきた同志だ」と言ってもらえたこと、標高4000メートルのボリビアの街で出会った美しい風の音、アマゾン川で蛙が合唱して蛍が飛び交う交響曲のようなジャングル、コロンビアの先住民と山の中で演奏していたら雨が降ってきたこと、サンチャゴ大聖堂で奏でたピアノが大聖堂中をこだまして、まるで上から降ってくるように聞こえてきたこと。。この全てが私の音楽の中に刻み込まれています。

¿Viajas mucho entre España y Japón, cómo gestionas ese cambio constante? ¿Cómo vives allí y aquí?

Japón y España, este es el equilibrio perfecto que he podido encontrar a lo largo de los años. Ahora viajo entre ambos países cada tres meses. Paso tres meses en Japón, trabajando incansablemente como si fuera japonesa, conociendo a muchas personas, comiendo sushi delicioso, viajando por todo Japón y trabajando en televisión, radio, teatro y cine. Cuando regreso a Santiago, voy al mercado todos los días a comprar pescado, cocino, doy paseos y compongo música sin casi ver a nadie. Japón y España son los dos polos importantes para mí, y siento que gracias a estos dos lugares puedo seguir viviendo.

日本とスペイン、これが長年かけて私が見つけることのできた最高のバランスです。今は3ヶ月ごとに行き来しています。3ヶ月間日本で日本人のように息をつく間も無く仕事をしまくってたくさんの人に会い美味しいお寿司をいっぱい食べて日本中を飛び回ってテレビやラジオ、舞台や映画などの仕事をします。サンチャゴに帰ると、毎日市場に行って魚を買ってお料理をして散歩をしてほとんど人に会うこともなく作曲をする。日本とスペインが私にとっては重要な2つの極で、この二つがあるからこそ私は生きていられると感じています。

También se puede leer que eres cocinera, viajera, dibujante…

La cocina y la composición musical van de la mano. Cuando me encuentro bloqueada en la composición, voy a la cocina. Mientras corto zanahorias, surge una nueva melodía en mi mente, voy al piano, y cuando me siento cansada de tocar, regreso a la cocina para preparar pescado. Al estar cocinando el pescado, aparecen armonías que no había pensado antes. Luego vuelvo al piano… Todo el día me muevo entre estas dos actividades y así es como se crean mis composiciones. A menudo, cuando llega la medianoche, tengo una gran cantidad de comida preparada y me pregunto si alguien vendrá a comer solo la comida.

料理と作曲はセットです。作曲に行き詰まるとキッチンに行く。人参を切っているうちに新たなメロディが思い浮かぶ、ピアノの前にいく、ピアノに疲れるとキッチンに行って魚を捌く。魚の焼いていると思いつかなかったハーモニーが浮かび上がる。ピアノの前に戻る。。一日中この二つを行き来して曲ができています。深夜になると膨大な料理ができてしまって、誰か料理だけ食べにきてくれないかと思うこともよくあります。

¿Quieres compartir un sueño? ¿Tu sueño? 

Hace dos años, mi querido padre falleció después de un largo período en el que no podía comunicarse. Yo misma, a través de una enfermedad, experimenté un momento en el que perdí la conciencia, pero pude percatarme de que mi sentido del oído seguía funcionando, incluso cuando mi cuerpo ya no respondía. A través de esta experiencia tan intensa, me di cuenta de que el sentido del oído, aunque no sea perceptible a simple vista, está muy afinado en nuestro cuerpo, y que incluso en estados de inconsciencia, como se dice, es muy probable que podamos escuchar con claridad. Durante una cirugía en la que estuve bajo anestesia general, mi cuerpo no se movía en absoluto, pero pude escuchar mi música gracias a que el cirujano la dejó sonando. Fue en ese momento cuando sentí que el sonido que escuchaba era el único hilo de conexión entre mi cuerpo y el mundo exterior, y que ese hilo tenía la capacidad de abrazar, apoyar y brindar felicidad. Mi sueño es crear música de esa naturaleza, para llevarla a las personas que ahora están solas y sufriendo, y poder acompañarlas, ayudarlas y darles fuerzas, aunque sea un poco.

2年前に最愛の父が長い時間意思疎通が図れない状態を保ったのち他界しました。私もまた病を通して、意識を失った時に聴覚だけはしばらく生きているという体験をしました。この強烈な体験を通して私は、人の聴覚というのは見た目にはわからなくても実は体の中では研ぎ澄まされていて、意識不明状態と言われている時も耳だけは鮮明に聞こえている可能性が高いと確信しました。全身麻酔を受けている間、体は全く動かないのに聴こえ続ける私のCDをかけ続けてくれた執刀医のおかげで私は耳から聞こえてくる音は肉体と外の世界をつなげる唯一の救いの糸になるのではないかと感じました。そしてその糸は、その人を抱きしめ、支え、幸せにできる力があると確信しました。私の夢は、そのような音楽を作って、今一人で苦しんでいる人の耳元に届け、少しでも寄り添い、力になれることができるようになることです。

¿Qué te gustaría transmitir a otras mujeres jóvenes? ¿unos consejos de vida?

Creo que las mujeres poseen una sorprendente vitalidad y capacidad de adaptación al entorno, algo que me ha quedado claro cada vez que he viajado por el mundo y he conocido mujeres de diferentes orígenes y culturas. Las mujeres tienen una capacidad asombrosa para integrarse rápidamente en el entorno que se les presenta, aprendiendo el idioma y las costumbres, y utilizando solo lo que tienen a su alcance para encontrar la felicidad y crear su propio hogar. Muchas de las personas más geniales que he conocido han sido mujeres.

Por eso, pienso que, si tu puedes aceptar cada momento tal y como es, sin dejarte arrastrar por el pasado o el futuro, y disfruta de lo que tienes a tu frente sin olvidarte de disfrutar del ahora, la vida se llenará de inspiración y se volverá enormemente rica.

女性には驚くような生命力と環境への適応能力が宿っていると、世界中を旅してあらゆる人種や民族の女性に出会うたびに共通して思います。

目の前に与えられた環境にびっくりするようなアイデアで溶け込みあっという間に言葉や風習を習得し身の回りにあるものだけで幸せを掴み自分のHogarを作ることができる天才の多くが女性でした。

なので、あるがままの自分で一瞬一瞬を受け入れ、未来や過去に振り回されず、今目の前にあるものを楽しむことさえ忘れなければ、あなたの人生はインスピレーションで溢れた非常に豊かなものになるのだと思っています。

Mine recomienda…

Un plato:

Dependiendo del lugar y la época, ese plato puede cambiar completamente, pero lo que más recomiendo ahora, en febrero, mientras estoy en Santiago, es el Cocido de Lalín.

場所と時期によってその一皿は全く変わりますが、2月の今サンチャゴにいる私が一番おすすめするのはLalínのCocido。

Un pintor / una pintora:

 Después de todo, Joan Miró.

やっぱりJoan Miró。

Una ciudad:

Santiago de Compostela

Una película:

La que más me gustó recientemente fue “Ugetsu Monogatari” (Cuentos de la luna pálida).

最近見てよかったのは「雨月物語」

Un libro:

La vida Secreta de los árboles de PETER WOHLLEBEN (Autor)

Una música:

La Misa del Papa Marcelo (en latín: Missa Papae Marcelli) es una misa de Giovanni Pierluigi da Palestrina.

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Sara Qiu

A finales del 2021 Sara Qiu dejó su trabajo en una empresa de tecnología para emprender en solitario “Journey from the Road. De España a China, hacía mis raíces”. Un poco más de dos años, un poco más de 16 000 km y 15 países. En bicicleta.

Zaragoza-Qingtian en cifras, ¿qué ha sido?

Un poco más de dos años, un poco más de 16.000 km y 15 países en bicicleta.

¿Cómo surgió la idea… o la necesidad?

A mí ya me gustaba mucho viajar. Ahora tengo 33 años, pero a los 23 empecé a viajar sola de mochilera, en avión. Llevaba ya bastantes años viajando así cada vez que tenía vacaciones, pero durante el COVID ya que las fronteras estaban cerradas, tuve que pensar en otra manera de viajar, no tanto en el destino porque las fronteras estaban cerradas, pero en la forma de viajar. Hice mi primer viaje en bicicleta en octubre del 2020, y, al año siguiente, en el 2021, hice varias etapas del GR 11. Es un trekking, estuve 9 días caminando por los Pirineos. Ese mismo año hice el Camino Primitivo. Estas experiencias me marcaron mucho porque son una forma totalmente distinta de viajar. Lo importante no es el destino, sino el proceso: vivir el día a día, esforzarte y abrirte a cualquier posibilidad durante el camino, a algún encuentro, a alguna conversación chula y a disfrutar de los paisajes. La pandemia del COVID fue para muchos de nosotros como un periodo de reflexión. Desde ya un año antes tenía mucha inquietud y necesitaba un cambio, sabía que no quería trabajar en el sector privado para el resto de mi vida. Necesitaba buscar algún propósito que me llenara. Necesitaba encontrar una solución u otro camino de vida. Entonces ya seguía a varios viajeros y viajeras, a mí también me gustaba viajar y dije “Pues mira, me voy.”

¿Cuándo has tomado la decisión de emprender ese viaje?

Fue en septiembre de 2021 cuando tomé la decisión, pero decidí trabajar unos meses más para seguir ahorrando dinero y a finales de diciembre 2021 ya dejé la empresa para preparar el viaje, empezar a hacer vídeos en Youtube, empezar a entrenar físicamente.

¿Entonces, te has entregado físicamente antes de salir?

Sí, un poco sí, pero nunca sabes bien qué entrenamiento necesitas para hacer algo así, pero sabía que físicamente me iba a venir bien. La bici me llegó a principios de febrero. Entonces me hacía como 70 km, más o menos lo que yo iba a hacer en el día a día y cada vez iba incorporando más peso para adaptarme.  Luego, en marzo, hice un viaje de 11 días ya con la bici y con todo el equipamiento que me iba a llevar, como un test. Los primeros días hay que adaptarse a nivel físico, pero fue todo bien. Me fui el 4 de abril. 

Aparte el entrenamiento físico, en tu viaje has atravesado países que desconocías, ¿te has preparado también en ese sentido? A nivel administrativo, por ejemplo. 

Lo estuve mirando más o menos. Lo bueno es que el pasaporte español es bastante potente y realmente no necesitas visado para casi ningún país ahora, ni siquiera para China. En aquel entonces, cuando yo salí, China estaba cerrada aún, pero al principio no tenía ni idea de qué iba a pasar por China. Eso vino después. 

Al tener como destino China, vincula tu viaje a temas de identidad, de familia, pero al principio, ¿no era el plan?

Si…Qingtian es el pueblo de mi familia, pero al principio nada que ver. No tenía ni idea de que iba a pasar por China. Iba en Dirección Asia y lo que surgiera. Podría haber tomado un avión de España a Turquía, y a partir de ahí, explorar en bicicleta. Pero era mejor empezar desde casa, pasar por países con los que estaba más familiarizada. Me iba a servir como training para adaptarme a la bici y al final fue un aprendizaje muy bueno. Porque el primer mes no tenía nada que ver con el tercero, ni con el cuarto, con el quinto y poco a poco fue tomando forma el viaje. Al principio no estaba en el tema de las familias, eso fue más tarde.

¿Qué significa “No estaba el tema de las familias”? ¿No dormías en casa de familias locales?

Al principio muy poco, mi idea era acampar y utilizar la plataforma de “Warm Showers”, una especie de “couchsurfing”, pero para gente que viaja en bici. Hay bastante comunidad, en Francia había muchos, pero conforme más te vas al este menos encontraba. En la plataforma tienes un perfil y la gente te puede conocer antes, pero con las familias en los pueblos, no te conocen de nada es como si estuvieran invitando a una extraña, pero al final la gente lo hace y de manera muy natural. En la sociedad actual es algo que ya la gente no se atreve a hacer porque tiene miedo. A la gente le choca mucho y es una pena. Pues a mí me gusta compartir esto.

¿Pero es una cuestión de cultura o de circunstancia?

Al principio preguntaba a las familias si sabían de algún sitio donde acampar, y a veces acababa en su jardín. En el sur de Francia me acuerdo de una pareja de mayores que me dejaron acampar en su jardín, pero poco a poco nos fuimos conociendo más, me invitaron a tomar algo en su casa y después me quede. Pasaron cosas así. Quizás es más fácil en los pueblos.

Has comentado que habías ahorrado dinero pero ¿no has tenido sponsors?

No he tenido pero al principio mi idea era buscar sponsors, sabía que partiendo de cero iba a ser difícil, espere a que mis redes sociales crecieran un poco y cuando estaba en Turquía empecé a buscar pero no se llegó a formalizar nada. Pensaba que iba a ser más fácil. Contacte a la marca de la bici, pero tampoco se sabe a quién más pedir patrocinio. No hay una escuela que te prepare para esto.

¿Qué reacciones han tenido tu familia, tus amigos? ¿Ha influenciado sus reacciones el hecho de ser mujer y emprender este viaje sola?

Al plantearme este viaje nunca he pensado que al ser mujer me iba a costar más o menos. Para mis padres quizás sí. Ellos sí que emigraron a España, pero aparte de eso, tampoco han viajado mucho. Escuchan lo que se dice en los medios y, a menudo se habla de manera negativa. Si que ellos tenían miedo, y más aún por ser mujer, no solo por ir en bici, sino por ser mujer también. Y una de las preguntas que más me hacen a lo largo del viaje es, oye, ¿no tienes miedo? Es la primera reacción, pero yo a veces a las familias que me acogen les digo “Oye, ¿vosotros no tenéis miedo, que soy una desconocida?” 

¿Te has sentido en peligro alguna vez?

He tenido alguna situación de insinuación sexual, eso sí, un par de veces, pero en cuanto decía que iba a llamar a la policía, se iban. Fueron como pequeños sustos. Tienes que estar alerta, eso sí.

¿Cómo te has comunicado con la gente? ¿Siempre encontrabas una lengua compartida?

Pues muchas veces no había lengua común, sobre todo en zonas rurales, con gente mayor, pero usábamos el traductor o a veces me ponían en contacto con un familiar suyo que sabía inglés.

¿También has podido participar en algunas bodas o fiestas de pueblos?

Sí, sí, sí lo ves. En China he estado en varias bodas también. En Uzbekistán también, a mí me sorprendió mucho, la música estaba a tope y todo el mundo bailaba, la gente mayor, los niños, y bailaban muy bien.

¿Y ahora después de tanta aventura que planes tienes?

Pues no lo sé. Tengo que ir viendo, pero a mí me apetece, después de estar más de 2 años moviéndome todo el rato como lo he hecho, tener un poco estabilidad. Sé más o menos hacia dónde lo quiero enfocar. Sí que quiero seguir haciendo cosas relacionadas con el viaje como dar una charla, escribir un libro, pero necesito hacer una pausa para procesar todo. A nivel de carrera profesional, me gustaría enfocarlo en el ámbito social, pero no sé de qué forma. Tengo que ir descubriendo eso porque también es nuevo para mí.

¿Si te pido 5 palabras que representan el reto al que te has enfrentado, cuáles escogerías?

Confianza. Porque debía tener confianza y la gente ha debido tener confianza conmigo.

Coraje, también coraje, sobre todo al principio. Porque no tienes ni idea de lo que va a ser. Entonces sí que necesitas al principio ese empujón, ese coraje para tomar la decisión.

Adaptación. Yo creo que cada día del viaje es diferente y tienes que estar abierta y adaptarte. No sabes dónde vas a dormir, no sabes dónde vas a parar a comer, con quién te vas a encontrar.

Flexibilidad. Que tiene que ver un poco con la adaptación, porque al final vas cambiando de países y de culturas y tienes que ser flexible para adaptarte.

4 palabras, ya está.

¿Qué ha sido lo más difícil en todo el viaje?

El tema físico, que igual al principio era como un reto más duro que lo mental, luego también te das cuenta de que la parte mental es fundamental, o sea, por muy fuerte o atlético que estés, eso solo es una pequeña parte. Al final debes tener esa motivación para seguir este viaje. Y yo lo tuve muy claro, por lo menos hasta China, hasta que crucé la frontera China y luego a partir de China se fue complicando un poco. Cuando cruce Xinjiang por ejemplo, es una región más sensible y todo era más estricto. Y tener pasaporte español y hablar chino crea confusión. Tenia dudas sobre si había hecho bien irme a China en bicicleta.

¿Al final como lo has solucionado?

Me tuve que adaptar. Y además había mucho desierto para pedalear y decidí ir en otras regiones y saltarme Xinjiang. Además, en China me costó bastante encontrar familias. Para mi acabar en un hostal sola no tenía sentido. Lo que me interesa en el viaje es tener intercambios con las personas. Si que en China conocí a 4-5 familias con las que tengo muy buenas memorias pero fueron 7 meses en China en total y hubo muchos momentos de soledad.

¿Querías llegar a Qingtian?

Si, quería acabar en Qingtian, quería pasar el año nuevo ahí con mis padres y quería cerrar así el viaje. Y ha sido muy bonito, ha merecido la pena. Ahora echo de menos hablar en chino en el día a día.

¿Y qué fue lo que más te ha sorprendido en tu camino?

La hospitalidad de la gente. No me esperaba a tanta hospitalidad. Al final lo ves como algo natural. Conocer a las familias también te ayuda a romper prejuicios, y compartir mi experiencia en mis redes ayuda a romper los prejuicios de todos porque la final todos tenemos prejuicios. Por eso para mi era importante compartirlo todo en mis redes.

¿Dónde te gustaría volver con más tiempo?

Turquía, por ejemplo, es el país que más me ha impactado por su hospitalidad, de nuevo. Estuve cuatro meses y medio con familias y viajando. Algo divertido fue quedarme con una familia turca a recoger olivas con ellos.

¿A nivel personal, te ha ayudado a conocerte mejor?

Si, me conozco más a mí misma, y también te enfrentas a situaciones que quizás nunca hubieras vivido en un entorno más estándar. Aprendes a adaptarte. Hay muchas cosas que no puedes controlar. Al final en bicicleta tienes que vivir en el día a día. A mi llegada a Qingtian, estaban todos muy orgullosos en el pueblo y allí me consideraron como héroe, pero yo no, porque realmente si no hubiera habido todas estas familias, yo no hubiera acabado el viaje. Lo tengo claro. Al final las distancias las unan las personas.

La entrevista se publicará en el marco del 8M, ¿quieres compartir un mensaje para otras mujeres jóvenes?

Pues que identifiquen sus miedos y que se atreven a afrontarlos, porque así es como más se aprende. Ahora puedo decir que tenía pocos miedos pero algunos si porque cuando no sabía dónde iba a dormir y tuve que preguntar a la gente, no fue fácil y tuve que superar mis miedos. Me daba mucha vergüenza pedir ayuda, pero me obligué. Me acuerdo de que, en Italia, en el tercer mes, me obligué a preguntar a 10 personas, y esa experiencia me marcó mucho para el resto del viaje…

 

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Entrevista realizada por Gaëlle Patin Laloy, responsable del Programa Diversidad e Interculturalidad de Casa Asia el 17 de febrero del 2025.  Contacto: [email protected]

Rubia Naz

Rubia Naz Ali Kousar tiene 25 años, ha nacido en Gujrat en el Punjab (Pakistán) y llegó a Barcelona a los 6 años. Se acaba de graduar con un Máster en Abogacía y Procura en la UAB y esta muy implicada en proyectos educativos y sociales con la comunidad pakistaní. Ha sido seleccionada como Youth Leader en el programa Generation Europe-The Academy.

¿Puedes presentarnos tu trayectoria?

Tengo 25 años, soy de origen pakistaní y he crecido toda mi vida en Montcada i Reixac y ahora, acabo de terminar una etapa estudiantil – el máster en Abogacía y Procura- por la Universidad Autónoma de Barcelona. Soy politóloga y jurista de formación por la misma universidad.

Además, estás involucrada en proyectos educativos y sociales con la comunidad pakistaní…

Sí, desde hace tiempo, estoy involucrada en mi propia comunidad, la comunidad pakistaní, en especial con el subgrupo de mujeres pakistaníes, pues siendo mujer, migrante y musulmana creo que entiendo mejor el paso de las mismas por esta ciudad, así como los retos que atraviesan, día a día, sea en el espacio académico, laboral o comunitario. Como youth leader, para el proyecto Generation Europe – The academy, he tenido el placer de trabajar en dos ediciones de tres años cada una con jóvenes de diversas nacionalidades y orígenes, incidiendo en el ámbito del racismo dentro de los espacios educativos y tomando como punto de encuentro e inspiración el barrio del Raval en Barcelona. Además, soy portavoz de la Asociación ECOP (Estudiantes Catalanes de Origen Pakistaní) quienes vienen haciendo esfuerzos por paliar la brecha en la educación superior de los jóvenes de la comunidad y ofrecen estrategias y soluciones, como ahora el proyecto de las clases de refuerzo en el Barrio de Besos.

¿Has nacido en Pakistán? ¿Como fue tu llegada a España?

Nací en Gujrat, una ciudad del Punjab, de la que recuerdo poco, pues estuve no más de 6 primaveras, pero de la que me he nutrido fuertemente.
Mi llegada a este país no fue una decisión personal, pero fue la decisión que más ha definido mi identidad. Quizás hoy podría decidir con miras al futuro sobre un lugar en el que residir (dentro de mis posibilidades y oportunidades) pero en ese momento, fue una decisión que mis padres tomaron. No fue algo voluntario ni consultado. Llegué a España en 2006, junto a mi familia, por reagrupación familiar, nos reuníamos por fin con mi padre quien ya llevaba años por Europa.
Al llegar aquí, entré en primero de primaria y no recuerdo como lo hice para aprender el idioma, pero fue bastante rápido. A la vez que conocía a mis compañeros, mejoraba mi vocabulario. Mi familia vino aquí por un fuerte vínculo al mundo educativo. Mis padres eran ambos profesores y siempre han tenido un interés especial en nuestra escolarización. De hecho, yo empecé en la escuela que mis padres habían creado en Gujrat y donde mis hermanos ya estudiaban. Creo que es algo único poder ir a la escuela que tus padres han creado. No obstante, viendo que no podían asegurarnos la escolarización en todos los niveles, tomaron la decisión de emprender el viaje migratorio.

Quizás mi trayectoria personal y la de mis hermanos en el ámbito educativo es una respuesta a la duda de cualquier padre o madre migrante de si ‘’cruzar el charco’’ fue una buena decisión o no. A pesar de los retos económicos y los derivados de la migración, han sabido guiarnos en un sistema que ellos mismos desconocían. Al ser la menor (de una familia con una hermana y 2 hermanos) he tenido el privilegio de ser la que más información disponía para tomar decisiones.

¿En qué ciudades has vivido?

Actualmente resido en Rotterdam, estoy realizando unas prácticas en un despacho de abogados: De la Fuente Advocaten. Descubro la diversidad e interculturalidad de esta ciudad, en general la sociedad aquí es bastante distinta. También he residido en Gujrat y en Barcelona.

¿Como ha sido crecer entre dos culturas? ¿Cuál fue el mayor reto?

Crecer entre dos culturas es algo único y que moldea fuertemente nuestra identidad, así como nuestras aspiraciones e intereses. Al final, no son tanto las ciudades sino los valores que se respiran en las mismas, la lengua que se habla, las palabras y su significado y los gestos que se aprenden. Involuntariamente, he cultivado en mi ambas y no sabría decir cual ha crecido más. De hecho, creo que, al ser hija de la migración, vivo en una tercera ciudad, en la que entro cuando estoy en espacios comunitarios. Esta quizás es la que menos retos me presenta y donde veo más identidades similares a la mía, confundidas y, a ratos, aturdidas por todos esos pensamientos existenciales sobre la identidad, pero sobre todo reunidas, reconocidas y apoyadas.

Sin embargo, el mayor reto quizás ha sido la comunicación, y a pesar de no tener una barrera idiomática, pues me he dado cuenta de que incluso hablando un mismo idioma a veces tenía que tender puentes para que las ciudades que habitan en mi puedan ser visitadas y entendidas.

¿Puedes explicar más detalles el impacto del proyecto Generation Europe – The academy?

El proyecto de los jóvenes ha sido muy interesante y ha tenido un impacto tanto en mi como en los participantes. Muchas de las jóvenes pakistaníes que han participado han tenido una mayor confianza, tanto ellas como sus familias, para viajar y realizar un intercambio (por ejemplo en Alemania o en Polonia) gracias a tener a una mujer también de la comunidad en un rol de monitora/líder. Para muchas de ellas ha sido una experiencia única porque sus familias también han podido acercarse al proyecto y en ocasiones incluso han podido participar en algunas acciones que los jóvenes proponían.

Nunca pensé que tomar un tiempo extra de mis estudios y fuera del trabajo ‘’formal’’, mi involucración en un proyecto como este podría ser tan benéfico para estas jóvenes, por ejemplo, ayudando a profundizar en los temas de trabajo, como el racismo desde la institución académica (de profesores a alumnos).
También, sobre la red de este proyecto, se ha comentado en varias ocasiones la necesidad de plantearse la diversidad y la inclusión de diferentes grupos sociales más allá de la participación a nivel de los jóvenes sino también a nivel estructural en las diferentes etapas del mismo proyecto, es decir, en roles de liderazgo o de coordinación lo que facilitaría una mayor inclusión.

También quiero destacar otro proyecto en el que recientemente estuve involucrada con mi testimonio acerca de la participación de las familias de la comunidad pakistaní y la implicación familiar en los centros educativos como agentes activos en la comunidad educativa. Se puso el foco en las barreras estructurales y sociales que dificultan su participación por su condición racializada.

¿Qué mujer (o mujeres) ha sido tu mayor inspiración?

Creo que la mujer que para mí es fuente de inspiración es mi madre. He aprendido de ella todo lo que sé de la vida, la autonomía personal y la dedicación al trabajo. También me gustaría mencionar a Asma Jahangir dentro del campo profesional, por ser eminente defensora de los derechos humanos y de las mujeres y minorías en Pakistán y por ser la primera mujer en crear un despacho de abogadas, únicamente liderado por mujeres en Pakistán y todo ello sin abandonar su pasión por el activismo y el desarrollo social.

¿Cuál ha sido el reto más difícil al que te has enfrentado y como lo has hecho para superarlo?

En uno de los intercambios internacionales en los que lideraba un grupo de jóvenes, una de las participantes en mi grupo tenía severos problemas de salud mental con pensamientos suicidas. Los otros líderes decidieron que la decisión más sabia era la de retirarla del grupo y enviarla a su casa. En una conversación con ella, entendí que en casa no estarían sus padres ni nadie y que esos pensamientos podrían terminar en suicidio, pero permitir que se quedase sería igual de peligroso y caería en mi responsabilidad.

Decidí defender que se quedara. Primero porque nunca podría perdonarme su ausencia y lo que podría pasar por haberla enviado a casa, segundo porque era en contra de su voluntad. Y por ello, tome la decisión de visitar a su psiquiatra de emergencia, y junto con él valoramos que era importante que siguiera formando parte del grupo y terminara su intercambio, tomando la medicación que necesitaba. Así fue y a día de hoy ella sigue participando de manera activa en el proyecto y está en proceso de sanar su salud mental.

¿Para ti, cual es el principal reto que tenemos como sociedad actualmente?

Uno de los grandes retos es el individualismo y la desinformación latente sobre ciertos grupos y minorías sociales y religiosas. Creo que como se dice: ‘’hablando nos entendemos’’ y eso es lo que nos falta, comunicación real, cercana y sin estereotipos.

¿Qué es lo que te hace más feliz?

Pasar tiempo aprendiendo o leyendo sobre algo que no conocía o profundizar sobre los temas que ya conozco.

¿Qué sueños tienes?

Quizás mi sueño no sea uno solo ni sea muy claro, pero quiero dedicarme a la abogacía y desde mi aprendizaje en ese ámbito poder contribuir a mejorar el entorno en el que estoy creciendo.

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Entrevista realizada para el 8M 2025. Más información: [email protected]

Sithy Saem

Sithy Saem Chhon ha nacido en Camboya en un entorno rural y se trasladó a la capital para estudiar gestión de empresas. Al ser mujer, su familia y la gente en su pueblo no entendían porque quería estudiar. Luchó para acabar sus estudios y se convirtió en un ejemplo para todo el pueblo. Llegó a Barcelona a través de una ONG por motivos de salud por un trasplante de riñón.

¿Te puedes presentar y explicar tu trayectoria personal y profesional?

Soy Sithy Saem Chhon y nací en Camboya dónde viví hasta los 25 años. Crecí en un entorno rural hasta que fui a la capital para poder estudiar en la universidad Gestión de Empresas y trabajar. Era una persona muy independiente y emprendedora.

Vine a Barcelona a través de una ONG, para trabajar y recibir tratamiento de hemodiálisis y ser intervenida con un trasplante de riñón, que me retuvo aquí dado que necesito un control de salude que en Camboya no se puede hacer. Estoy mejor de salud, pero siempre tendré que cuidarme.

Primero viví en Badalona y Barcelona. También viví en Caldas de Montbui donde tengo buenos amigos que sigo visitando. Me encanta ir ya que es un entorno más rural y me recuerda a mi familia y a mi país natal. Me gusta ver el campo, cultivar vegetales, pasear por espacios tranquilos, disfrutar de la naturaleza, etc.

¿Trabajas en cooperación?

Trabajo, desde hace años en una ONG, Global Humanitaria en Barcelona, donde me encargo de la gestión de proyectos y especialmente del programa de apadrinamientos. Quiero seguir formándome en este campo para mejorar profesionalmente. También me encantan los idiomas.  Tomé clases de castellano durante un año, pero dado mi estado de salud, a pesar de que soy muy sociable, no pude ir a una escuela de idiomas, sino que tuve clases particulares. Unos años después estudié catalán y francés y sigo aprendiendo.

También he trabajado como mediadora y traductora para las familias de los niños y niñas camboyanos que vienen para tratamientos oncológicos en hospitales de Barcelona, así como dando clases de lengua camboyana y haciendo algunos talleres educativos en las escuelas y con la Escuela de Bambú, programa de educación intercultural e inclusiva de Casa Asia. También dinamizo talleres de cocina camboyana en centros cívicos y a través del Espai Avinyó.

¿Cómo fue tu adaptación en Catalunya? 

Al principio fue muy difícil, un país nuevo, una cultura muy distinta, no conocía el idioma, todo era muy distinto a mi país, estaba sola y tenía graves problemas de salud, pero poco a poco me adapté a los cambios. Quería recuperarme bien y hice todo lo que pude para adaptarme a mi nueva realidad. Me inspiré en las personas de mi alrededor, de su forma de vivir, de pensar, de hablar y aprendí su estilo de vida cotidiana.

Lo más difícil fue adaptarme a la forma de ser de los españoles. Por ejemplo, los camboyanos hablan en voz baja y hacen las cosas en silencio. Al principio me asustaba porque aquí la gente habla en voz alta y hace mucho ruido. En Camboya, por ejemplo, cerramos las puertas con cuidado, sin hacer ruido. Si una persona hace ruido, pensamos que está muy enfadada. Por eso, al principio pensaba que la gente estaba enfadada conmigo y cada vez que conversábamos en grupo tenía que gritar para poder decir las cosas y que me oyeran. En Camboya las personas son muy diplomáticas y siempre miden sus palabras, en cambio aquí no, la gente habla directo y dice lo que siente.

¿Y ahora, es más fácil?

Ahora ya llevo 17 años aquí y puedo decir que estoy perfectamente bien, aunque todavía me cuesta dominar el idioma, me esfuerzo en hablar castellano y catalán lo mejor que puedo. Soy una persona resiliente, alegre y optimista. Saludo con dos besos en las mejillas, pero en Camboya nos saludamos con las manos. En Camboya no se suele expresar las emociones hacia fuera.

Soy una persona resiliente, alegre y optimista y esto me ha ayudado a hacer amistades, a involucrarme en actividades y a estar activa.

Has participado en varios programas de Casa Asia, ¿Nos puedes compartir tu experiencia?

He participado en varios programas y actividades de Casa Asia. Primero fue el Teatro Fórum Intercultural, que me ayudó a conocer otras culturas, a ampliar miradas, a hacer amistad con personas que como yo emigraron aquí y con quienes compartimos experiencias, anhelos, expectativas y dificultades. Comprendí que es ser oprimida y en que consiste el racismo y la discriminación y gané herramientas para transformarlos. Perdí el miedo a hablar en público y allí conocí a mi marido y a algunas de mis mejores amigas.

Más tarde me apunté a la Barcelona Coral Asia. La música me ayuda a subir mi estado de ánimo, reducir el estrés y hacer nuevas amistades. Participé en la Escuela de Bambú y me permitió compartir mis habilidades manuales creativas y conocimientos de la sociedad y cultura camboyana con el alumnado de primaria y secundaria.

También has organizado eventos con la comunidad camboyana de Europa…

Organicé la Fiesta del Año Nuevo Camboyano en Girona en la que participaron más de 200 personas. En Santa Coloma de Gramenet también coordiné algunas exposiciones  y sesiones de cuentos para dar a conocer la cultura camboyana.

¿En qué consiste el proyecto teatral de ecofeminismo en el que estás colaborando?

En los últimos años he retomado el Teatro del Oprimido que tanto me aporta, esta vez para reflexionar y dar visibilidad al Ecofeminismo del Sur Global, mostrando la  lucha social de las mujeres contra la discriminación institucional, colonial y los feminicidios. Se trata de denunciar y prevenir las violencias de género.

¿Estás en contacto con tu familia en Camboya?

Sí, estoy en contacto con mis familiares y amigos por redes sociales.

Yo vivo con mi marido en Barcelona, de momento mis padres están viviendo con mi hermana menor en Francia.

En Camboya tengo a mi hermano y su mujer que tienen 2 hijos y toda la familia de parte de mi madre y mi padre están en Camboya.

¿Cómo es la situación de las mujeres en Camboya?

Las mujeres camboyanas representan el 51 por ciento de la población del país, sin embargo, su participación en pie de igualdad en la vida social y económica está limitada. Hoy día hay muchas más mujeres que luchan para demostrar que tienen un gran potencial para ayudar a impulsar los sectores económicos y sociales de Camboya.

Cada vez hay más mujeres al frente de empresas. En cambio, en las zonas rurales es donde más se nota la desigualdad. La mentalidad patriarcal está más arraigada.

Si la escuela está lejos, mandan antes a los hijos, mientras que las niñas se quedan en casa. Esto influye muchísimo en el acceso de las mujeres en el mercado laboral.

La desigualdad educativa muy evidente. Alrededor del 25% de las mujeres son analfabetas, frente al 15% de los hombres.

¿Existen asociaciones camboyanas en España?

En España no, pero las hay en Francia y en Alemania donde hay más personas que proceden de Camboya. En España no hay Embajada, ni Consulado de Camboya y allí no los hay de España. Por este motivo es difícil para las personas de Camboya venir aquí.

Esta entrevista se enmarca en el Día Internacional de la Mujer, ¿qué mensaje te gustaría compartir con otras mujeres? 

En Camboya cuando quise estudiar en la universidad mi familia y mi pueblo me cuestionaron preguntándome para qué quería estudiar. Al ser mujer no lo entendían ya que allí normalmente el papel principal de la mujer sigue siendo cuidar de la familia. Al final luché para terminar mis estudios en la universidad y encontré un buen trabajo para dar ejemplo a mi pueblo y estoy orgullosa de mí misma.

Sin importar en qué lugar estemos, ni qué nacionalidad o nivel social tengamos, las mujeres tenemos problemas parecidos. Nuestros derechos siguen estando limitados. Hay desigualdad en el mercado laboral y seguimos luchando con la violencia de género. En cualquier situación en la que estemos, debemos confiar en nuestra fuerza, no perder nunca la esperanza y luchar juntas. Porque nosotras somos las madres del mundo.

Sithy nos recomienda…

Amŏk Trei អាម៉ុកត្រី, un plato tradicional camboyano de pescado cocido al vapor en hojas de plátano con una salsa de leche de coco y especias.

Sigue Sithy en instagram @sithy_comida_camboyana

Entrevista realizada por Imma Llort y Gaëlle Patin Laloy, responsables respectivamente de la Escuela de Bambú y del Programa Interculturalidad de Casa Asia para el Día Internacional de la Mujer 2025. Contacto: [email protected]

Sonia Nar

Nacida en Punjab, India, en una familia de la casta “chamar” o “dalit”, Sonia Nar Devi es enfermera, matrona y mediadora cultural. Trabaja en el Hospital Clínic y es docente en la Escuela Superior de Enfermería del Hospital del Mar (UPF).

¿Puedes presentarte y explicar tu trayectoria personal y profesional?

Soy enfermera, matrona y mediadora cultural. Trabajo tanto en el ámbito asistencial, en la Casa de la Maternitat del Hospital Clínic de Barcelona, como en la docencia, siendo titular de una asignatura en la Escuela Superior de Enfermería del Hospital del Mar (UPF).

Mi historia no empieza con mi migración. Empieza mucho antes, con todo aquello que ya estaba escrito para mí, antes de que yo pudiera decidir.

Nací en Punjab, India, en una familia de la casta “chamar” o “dalit”. Allí, la casta no necesita ser mencionada porque está en todas partes. Se percibe en las miradas y en los silencios, en quién puede hablar y quién debe callar. Está en el lenguaje, en la educación, en la comida que puedes o no comer, en la fe que profesas y en la religión que te define antes incluso de que puedas elegir. No hace falta que te digan que no perteneces; lo aprendes desde siempre. Pero nadie habla de ello, porque para las castas altas, las castas bajas no existen. Y si existen, es porque hicieron algo para merecerlo.  Mis padres lo sabían porque habían crecido en el lugar donde las puertas siempre estaban cerradas para ellos. Salir de allí no era solo un deseo, era una necesidad.

¿Cuándo migró tu familia?

Mi padre fue el primero en llegar a Europa. Se fue cuando yo aún era un bebé y mi madre también migró, no a otro país, sino a una vida aún más controlada, bajo las normas de su familia política y de su comunidad, sin su marido, pero con una hija. Ella no cruzó fronteras, pero su mundo se volvió más pequeño. Criarme sola en una sociedad donde una mujer sin marido es cuestionada fue su batalla diaria. De repente, su vida ya no le pertenecía. Su vida estaba vigilada por las reglas de una sociedad patriarcal y castista, donde todo estaba decidido de antemano.

Años después, cuando finalmente nos reunimos con mi padre en Barcelona, la familia y los amigos en India nos despidieron como si fuéramos al paraíso y nadie nos dijo que migrar no es solo moverse, es también perder. Es dejar atrás lo que conoces, entiendes, para sentirte perdida.

¿Cómo has construido tu trayectoria de formación y profesional?

Me formé en la Universidad de Barcelona primero en mediación intercultural, luego en enfermería, y posteriormente en Trinity College Dublín me especialicé como matrona. Mientras trabajaba como enfermera y después como matrona en el Rotunda Hospital de Dublín, participé en proyectos académicos y asistenciales. Formé parte de un proyecto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asesorando en políticas sobre la migración de profesionales sanitarios. Actualmente, combino mi labor asistencial y docente con colaboraciones en facultades de enfermería y antropología, donde imparto seminarios sobre prácticas culturales y su impacto tanto en la salud de la comunidad punjabi, como en su relación con los profesionales sanitarios.

Mi experiencia como mediadora intercultural ha marcado mi manera de ejercer la profesión. Hoy, mi trabajo como sanitaria integra esta perspectiva, entendiendo la diversidad cultural no como una barrera, sino como un factor clave en la atención.

¿Cómo ha sido crecer y vivir entre dos culturas?

La migración casi nunca se cuenta desde quienes la viven, sino desde quienes nos acogen, nos miden y deciden si hemos logrado encajar.

Salimos de un sistema de exclusión, pero entramos en otro. Aquí hay otras jerarquías, silencios y formas de marcarte como alguien que no encaja del todo. Lo más difícil no fueron los gestos ni los errores por desconocimiento, sino todo lo que se dice y lo que se asume. Que te griten que te vayas a tu país. Que tu presencia incomode, moleste, sobre. Que te digan que el nivel de estudios ha bajado porqué hay demasiados inmigrantes, que traemos la delincuencia e inseguridad a la ciudad, que quitamos el trabajo a los de aquí o que vives de las ayudas. Todo esto te hiere y te condiciona. Te repliegas, te preguntas si de verdad estás ocupando un espacio que no te corresponde. Te esfuerzas el doble por demostrar que mereces estar ahí, o dejas de intentarlo.

¿Nos puedes contar tu proyecto de teatro social con mujeres punyabíes?

A través de Casa Asia, descubrí oportunidades formativas que me permitieron seguir aprendiendo, pero también encontré un entorno donde reflexionar sobre mi propia identidad y trayectoria. Empecé como participante en los talleres de teatro social, me di cuenta del poder transformador que tenía el teatro y me formé como dinamizadora con la Xixa Teatre. Me estrené con un grupo de mujeres punyabíes. No necesité entender la teoría de la interseccionalidad en términos académicos porque ellas ya la encarnaban, la vivían y la explicaban sin necesidad de conceptos teóricos. Sus historias reflejaban todas esas capas de desigualdad con una claridad que nacía de su experiencia y no de la teoría. A través de la improvisación y el juego abrimos espacio para hablar de sexualidad, feminismo, salud, racismo, maternidad e identidad. El teatro permitió que estas conversaciones fluyeran de manera natural, sin imposiciones, sin discursos ajenos.  En aquellos talleres, sus voces se hicieron presentes y sus experiencias dejaron de ser individuales para convertirse en relatos colectivos. Se generaba un espacio donde podían expresar sin miedo lo que, en otros entornos, se juzgaba o minimizaba. Se hablaba de la crianza y la relación con los profesionales sanitarios. Muchas mujeres sentían que sus decisiones como madres eran cuestionadas constantemente, como si no fueran válidas. Se hablaba de desigualdades, las mujeres compartían sus experiencias y empezaban a cuestionar dinámicas dentro de sus propias familias, a replantearse ideas que siempre habían dado por sentadas.

¿Cómo fue tu experiencia en Dublín?

Más tarde migré de nuevo. Fui a Dublín. A diferencia de mi padre, yo me fui desde el privilegio de poder elegir. No huía de la precariedad, ni de la imposibilidad de construir un futuro, sino que buscaba expandir mis oportunidades, estudiar un máster y trabajar en otro entorno. Pero migrar, incluso en esas condiciones, supuso una lucha. En mi familia, que una chica soltera viajara seguía sin ser del todo natural.

La distancia me permitió reflexionar sobre mí misma. Sobre mis propios límites, sobre el miedo, sobre la superación. Me enfrenté a todo lo que me retenía y, en ese proceso, comprendí que el esfuerzo no siempre es individual. Aunque había aprendido a moverme sola, también necesitaba a los demás. Agradezco haber coincidido con personas que confiaron en mí, que me sostuvieron, que me acompañaron en los momentos de mayor vulnerabilidad.

En ese proceso comprendí hasta qué punto la experiencia con el teatro social, no solo había impactado a las mujeres con las que trabajé, sino que me había preparado para entender mejor mis propias vivencias. Me permitió ver cómo ciertas formas de exclusión no necesitan ser explícitas para marcarte y cómo el cuestionamiento constante puede hacer que una persona llegue a dudar de su propia realidad.

Dublín me hizo identificar con más claridad dinámicas de exclusión que antes solo intuía. Me di cuenta de que yo también había experimentado exclusión, pero cuando lo mencionaba, lo que recibía era duda. Que era mi percepción. Que la gente no tenía mala intención. Que lo hacían por desconocimiento. Entendí que, aunque la exclusión era real, si no podía demostrarla, no era válida. Y si nunca había aprendido a señalarla, era porque ni siquiera había tenido la posibilidad de cuestionarla en voz alta.

Comprendí hasta qué punto había aprendido a callar. No por elección, sino porque no tenía las herramientas para hacer otra cosa. Crecí en un entorno donde la exclusión no se verbalizaba, donde se asumía que así eran las cosas. Donde, en lugar de indignarnos, normalizábamos. No porque no nos doliera, sino porque aprender a soportar en silencio se volvía parte de nuestra supervivencia.

Por eso, ver a otras poner en palabras algo que yo nunca supe cómo expresar, fue tan desconcertante como revelador. Cuando mis compañeras españolas en Dublín se sentían excluidas por las irlandesas, lo verbalizaban en voz alta, sin dudar de su percepción, sin miedo a ser cuestionadas. Yo, en cambio, nunca había tenido ese margen. Me di cuenta de que, aunque hablábamos de exclusión, no todas las personas tenían el mismo derecho a señalarla ni se les daba el mismo valor cuando lo hacían.

También eres ya madre. ¿Como es criar entre dos culturas?

Criar entre varias culturas es educar sin un mapa claro. No creces con referentes sólidos, sino con fragmentos de ambos mundos. Se nos ha hecho creer que ciertos modelos tradicionales no son válidos, que lo correcto es hacerlo como aquí. Pero veo cómo prácticas que han existido durante siglos en mi cultura, como el colecho o la alimentación guiada por el bebé, ahora son tendencia aquí.

Lo que antes se veía como algo atrasado, ahora es una crianza respetuosa. La diferencia es quién lo hace. Primero soportamos el juicio y luego vemos cómo lo mismo que nos criticaron se convierte en norma.

En India, la crianza es un esfuerzo colectivo. Toda la familia participa, aunque la responsabilidad final recaiga en los padres. Hay rituales que refuerzan estos lazos desde el nacimiento. A los tres meses, por ejemplo, los bebés reciben pulseras con pequeños cascabeles, un regalo del hermano de la madre. Además del vínculo afectivo, es un estímulo sensorial para el bebé. Pero cuántas veces he tenido que traducir en consultas médicas, explicando que estas pulseras no son “un peligro”. Las madres recibían broncas sin que nadie preguntara por qué las llevaban. Como si todo lo que no encaje en la visión occidental fuera automáticamente erróneo.

¿Cómo afrontas el reto del trabajo con la maternidad?

La conciliación es una tarea pendiente para todas las madres en este país, y no soy una excepción. A veces siento que tengo que hacerlo todo bien para demostrar que lo hago bien. Si trabajo demasiado, soy una mala madre. Si estoy demasiado presente, me falta ambición. Es agotador.

Además, arrastro duelos por todo lo que he dejado atrás. Si me pusiera a enumerarlos, no acabaría. Al menos, ahora podemos hablar de ello, compartirlo. La generación de mi madre ni siquiera tuvo esa opción.

Y luego están las cosas que solo vivimos las mujeres racializadas. Cuando voy al parque, la gente duda si mi hijo es mi hijo por ser de piel clara. Me preguntan si soy la niñera. Y aunque me río, pesa. No es solo la pregunta, es lo que implica. Que incluso en la maternidad hay que explicar, justificar, demostrar. Es fascinante que, a pesar del cansancio, los juicios y las renuncias, seguimos adelante y encontramos formas de conciliar, de criar, de crecer, aunque no siempre sepamos cómo.

¿Para ti, cuál es el principal reto compartido que tenemos como sociedad actualmente?

Hay muchos retos como sociedad, pero el que más me afecta a nivel personal es la demonización de la inmigración. Hay un discurso que nos culpa de todo: delincuencia, inseguridad, crisis económica, etc. Nos exige que demos explicaciones, que demostremos constantemente que merecemos estar aquí, como si nuestra existencia necesitara una justificación.

Mi padre llegó en los años 90 y ha pasado más vida aquí que en India. Dejó atrás su propio camino para que nosotros tuviéramos uno mejor. Mi hermano y yo somos la prueba de que el esfuerzo de toda una generación da frutos, aunque no se vean de inmediato. Hoy los dos somos sanitarios, formados aquí, al servicio de los de aquí. Pero este es un proceso largo. No se puede juzgar la inmigración en el presente sin entender lo que representa en el futuro.

Para las mujeres racializadas, todo llega aún más tarde. Ya sea por el peso de la cultura o por el momento en el que se encuentra la sociedad, nos enfrentamos a barreras que aquí, hace unos años, muchas mujeres blancas también tuvieron que derribar. Pero cargar y machacar no ayuda, todo lo contrario. No es a través del juicio ni de la culpa que se avanza, sino a través de la posibilidad de cambio real, de espacios donde haya margen para hablar, para cuestionar, para avanzar sin sentirnos constantemente en deuda.

Crecer en un entorno que te cuestiona constantemente no es fácil. Por suerte, quienes piensan así son una minoría, aunque parezca que su voz suena más fuerte. A lo largo del camino, he encontrado a personas que han sido clave para mí: profesores, sanitarios, amigos que han confiado en mí cuando yo misma dudaba. No podemos cargar con el peso del prejuicio a solas, hay que buscar espacios donde respirar, y si no existen, crearlos. Lugares donde podamos hablar sin miedo, motivarnos, apoyarnos. Porque ya tenemos suficientes problemas como, para encima, tener que cargar con esta lucha todos los días. Y sin embargo, la afrontamos, no por demostrar nada, sino porque merecemos algo mejor. Como sociedad, deberíamos aspirar a mucho más.

Esta entrevista se enmarca en el Día Internacional de la Mujer, ¿tienes algún mensaje para ellas?

A las mujeres jóvenes les diría que lo intenten. Que no sientan que deben elegir entre dos mundos, que no piensen que hay un solo camino correcto. Porque crecer entre dos culturas no es solo aprender nuevos códigos, es vivir en la ambigüedad. Hay días en los que sientes que perteneces a ambos, y otros en los que no encajas del todo en ninguno. Sin darte cuenta, pasas la vida ajustándote, explicándote, justificándote.

Cuando era más joven, sentía esa presión. O seguía el camino que se esperaba de mí, o rompía con todo. Pero con el tiempo entendí que lo importante no es encajar, sino construir un espacio propio. Hace 20 años, jamás habría imaginado que viajaría sola, que me casaría después de los 30 con alguien de aquí, que podría tomar mis propias decisiones sin sentir que traicionaba a nadie. Pero llegar hasta aquí, no fue un salto, fue un proceso.

La educación fue mi refugio, por lo que aprendí y por las personas que encontré en el camino. Para mis padres, estudiar no era una opción, era la única vía posible. La educación me dio margen y apoyo. Profesores que confiaron en mí, amistades que me guiaron, personas que sin darse cuenta me mostraron que había más posibilidades de las que imaginaba.

Aunque no todo debería depender de la voluntad individual. La sociedad también tiene su parte de responsabilidad. No basta con decirles a las mujeres que lo intenten, si luego el entorno en el que crecen, no nos da margen para hacerlo. No todas tienen las mismas oportunidades, ni todas parten del mismo punto. Y es ahí donde deberíamos aspirar a más como sociedad: a crear espacios donde crecer no implique renunciar, justificar o pedir permiso.

Porque, ¿de qué sirve ir a hacer voluntariado en otros países cuando a la persona que tienes al lado te cuesta echarle una mano? De qué sirve ir a India y decir que te ha encantado, si luego dices que no quieres poner a tu hijo en ese colegio porque hay demasiada inmigración.

¿Tienes un hábito personal que te ayude en el día a día?

Si tengo un hábito que me acompaña en mi día a día, es cocinar. Aunque sea sólo preparar el chai. Es algo que me conecta con mi madre, y a ella con la suya, como una cadena que nos mantiene unidas a pesar del tiempo y la distancia. Es la parte de mí que siempre pertenece a mis raíces.

Cocinar no es solo preparar comida, es entregarse completamente a la tarea. Es una forma de meditación, no la que prácticas en una sala en silencio, concentrándote en la respiración, sino la que surge cuando pones toda tu atención en lo que haces. En el olor de las especias, en los cambios de color, en el sonido del aceite chisporroteando.

Recuerdo que mi madre me daba instrucciones no con tiempos exactos, sino con señales sensoriales. Me decía: “échale las siguientes especias cuando la cebolla deje de chillar”. Me parecía extraño, pero ahora lo entiendo. La cocina no es sólo técnica, es intuición, es memoria, es presencia.

Y en esos momentos, cuando cocino, no solo sigo una receta. Repito gestos, palabras, sonidos que han pasado de una generación a otra.

Sonia nos recomienda….un plato.

Platos favoritos, muchos. Pero el chai es especial. No es solo una bebida, es un momento, un gesto, una forma de estar presente. Cuando alguien viene a casa, lo primero que se ofrece es un chai caliente. Es hospitalidad, es pausa, es compartir.

Lo que más me gusta es que el chai nunca es exactamente el mismo. Se adapta a ti, a cómo te sientes. Si tienes dolor de cabeza, un chai con jengibre y clavo. Si la digestión está pesada, un poco de anís y tomillo. No es solo un sabor, es equilibrio, es intuición.

Para mí, tomar un chai es un pequeño ritual. Un instante de conexión con mis raíces, con los gestos aprendidos de mi madre, con el presente.

Entrevista realizada por Imma Llort y Gaëlle Patin Laloy, responsables respectivamente de la Escuela de Bambú y del Programa Interculturalidad de Casa Asia en marzo del 2025.  Contacto: [email protected]

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