11/10/2023 | Actualidad > AsiaView

Esta ha sido la edición más asiática del Festival de San Sebastián, aunque la presencia de las cinematografías de este continente no es nueva, sino que simplemente ha ido en aumento durante los últimos años, en la programación de las diferentes secciones, tanto de la sección oficial, como en la de New Directors o en la sección Kulinary. Si bien esta presencia ha sido desigual y en todos los casos siempre ha estado liderada por el cine japonés, como también ha sido el caso este año, la selección de títulos asiáticos ha sido notable. La contribución a una historia global del cine pasa por el cine asiático y aunque el cine coreano y el cine que llega de China hayan tenido una visibilidad creciente, Japón ha destacado particularmente por anticiparse a los próximos estrenos en las salas de películas como Monster de Hirokazu Koreeda como de Perfect Days de Wim Wenders, The Evil does not exist de Riosuke Hamaguchi, Beyond the Fog de Kim No Focis o Great Absence de Kai Chika-Ora El liderazgo de Japón, con este y otros tétulos, en este sentido se ha completado con la Retrospectiva de Hiroshi Teshigahara (1927-2001), en la que se han reunido más de veinte títulos. Consistente en largometrajes, cortos y documentales de este cineasta japonés que en los años 60 formó parte de la vanguardia que cambió la manera de ver y entender la producción cinematográfica y el poder de la imagen en movimiento, este proyecto es único, puesto que nunca antes se había conseguido reunir semejante colección de títulos de este director.

Por otra parte, la práctica ausencia de Corea, salvo por la presentación de Past Lives, el debut en la dirección de Celine Song, autora también del guión, que se estrena en cines el próximo 3 de noviembre, se ha visto no obstante compensada de alguna manera por la inclusión de otros títulos procedentes de países como Australia, con The Royal Hotel de Kitty Green (Sección Oficial); China con Carefree Days de Liang Min (New Directors) o A Journey in Spring de Chun Xing (Sección oficial); Corea, con Past Lives de Celine Song (Perlak); India, con Bahadur the Brave  (New Directors)  y Damma Ki Katha de Nehal Vyes (Nest); Irán con Achilles de Faarhad Delaran  (New Directors), Kazajastan con Baurina Salu de Askhat Kuchin (New directors) y Vietnam con Inside the Yellow Cocoon  y con La Passion de Dodin Bouffant (Sección Kulinary), una nueva joya de Tran Anh Hung, el que fue director de El olor de la papaya verde. El festival se inauguró el pasado 22 de septiembre con la última película de Hayai Miyazaki, The Boy and the Heron (2023), una apuesta arriesgada y valiente, aunque de un icono que no decepciona nunca, y que no ha sido fácil conseguir. Algunos títulos más conforman esta presencia asiática, cuya diversidad es una muestra del valor de la identidad cultural subyacente y del discurso estético que se yuxtapone a las respectivas narrativas que se transmiten.

El festival se ha convertido en una cita imprescindible para cineastas y sus equipos, productores, distribuidores, industria en general, profesionales, público y aficionados, haciendo que la ciudad sea un lugar de encuentro que reúne a un número de acreditados que este año ha superado los cinco mil entre todos los sectores involucrados en el cine y procedentes de todos los países que participan de una manera u otra en el festival. La primera pregunta que hago a su director, José Luis Rebordinos, tiene que ver con cómo se ha conseguido esto y de qué manera puede una ciudad como San Sebastián acoger a todos los que acudimos a esta cita anual que se puede entender como un festival de festivales que selecciona los mejores títulos que se han presentado durante el año en curso o que escogen San Sebastián para su estreno mundial. La cita internacional con este festival es ineludible para el mundo del cine.

P. La programación del festival se reparte en las secciones correspondientes ya establecidas e imagino que es una manera de distribuir las producciones seleccionadas con un criterio que permite diferenciarlas entre sí. Por otra parte, me parece muy honesto que hagas público que el SSIFF recoge los títulos más interesantes procedentes de los festivales internacionales más relevantes que tienen lugar antes durante el año, además de reunir por supuesto todas las premiers que estén a tu alcance.

R. Nosotros, como sabes, como miembros de la FIAP, tenemos una sección oficial y una sección dedicada a Nuevos Directores, y ambas deben incluir películas que deben ser estrenos mundiales. A estas dos secciones se suman Perlak, Zabaltegi y Horizontes Latinos. Por otra parte, San Sebastián es un festival de festivales. Somos un festival que al tener lugar en estas fechas nos permite recoger lo mejor del año de todos los festivales. Yo insisto mucho para que el departamento de comunicación tenga en cuenta esto, porque no va en detrimento de una película, sino que contribuye a su promoción. Por ejemplo, cuando tú dice inauguramos Zinemira con 20000 especies de abejas, debe agregarse que esta película estuvo en Berlín y que triunfó en Málaga. No sólo es de justicia, sino que se brinda al público una nueva oportunidad para verla. Además de recoger lo mejor del año estas secciones, queremos que algunos títulos puedan ser vistos de nuevo por los medios de comunicación que no han podido acceder a su visionado y que el público en general puedan disfrutarlo. El hecho de recoger propuesta que nos han interesado de otros festivales también lo entiendo como un pequeño homenaje a nuestros colegas.

P. ¿Qué ha cambiado estos últimos años en este aspecto? ¿Qué ha ocurrido para que se hayan multiplicado los festivales más pequeños junto a los más grandes como el que diriges, y con los que es difícil competir? Los distribuidores apuestan por tener sus películas en estos festivales como el SSIFF porque la repercusión en prensa de sus adquisiciones es una puesta en valor de lo que desean vender.

R. Estamos viviendo un momento en el que las cosas cambian continuamente. Antes una película iba a Venecia o a Cannes, y ya está, salía mundialmente. Ahora no les vale, ahora a las películas les interesa hacer muchos festivales. Esto lo hablas con las plataformas, distribuidores y productores y te dicen que les interesa hacer Telluride, Toronto, San Sebastián, Londres, Zurich, Cannes, Venecia, Roterdam o Berlín. En definitiva, están convencidos de que deben hacer un circuito, porque el cine ya no da lo que daba antes. Necesitas trabajar mucho más para tener un beneficio más pequeño, de manera que los festivales se convierten en una forma de promoción importante que, en el fondo, cuesta muy poco a la industria. Cada vez más, creo que tenemos que ser un poco más generosos en el proceso de selección, no limitándonos a poner lo que nos dan en primicia, sino entender que una película debe tener un recorrido de festivales, y es un poco fruto de eso nuestra manera de entender nuestra contribución

P. La geografía del festival es una geografía global, aunque algunas nacionalidades tengan mayor presencia que otras, quizá más periféricas para el SSIFF. En este sentido, para América Latina es fundamental pasar por el festival, porque en cierto modo la mera proyección en un auditorio de la ciudad durante estas fechas puede ser decisiva para la distribución mundial de una película. Pero, Asia, al mismo tiempo, cada vez queda más cerca. ¿Ha venido para quedarse o esta inclusión en el SSIFF va a ser meramente transitoria?

R. ¿Sabes qué nos pasa con esto? Que, bueno, con América Latina, tenemos una relación normalizada desde hace muchos años, y además tenemos allí a un delegado. De América Latina vemos todo lo que se produce, y es raro que se nos escape algo. Eso viene siendo así desde hace años. En Asia, llevamos tiempo trabajando sobre lo que se está haciendo en China, pero sobre todo en Japón y Corea. En Japón, cada vez somos más conocidos. La subdirectora y yo solemos ir al festival de Tokio. Nos invitan para que veamos el cine más reciente que se está haciendo allí. Solemos participar en actividades y siempre vamos con una pequeña agenda de citas. Últimamente, no damos abasto, porque ya no es a quien queremos ver, es que nos llaman productores y distribuidores asiáticos que quieren vernos. Esa es la diferencia. Tenemos más películas asiáticas también, porque nos ofrecen más cosas y tenemos más oportunidades de verlas. Por ejemplo, una película que a mí me gusta mucho como Great Absence (2023), del director japonés Kei Chikaura no era fácil conseguirla, pero el hecho de habernos reunido hace cinco años con su director facilitó mucho las cosas. Entonces fue por una película que había presentado en Toronto y que nos había gustado mucho. Cuando volvimos a vernos con él y le dijimos que queríamos ver su segunda película, fue el mismo quien nos dijo aquí tenéis la película y quiero que la veáis. Por qué, pues porque hay todo un trabajo previo que hace que las cosas sucedan como esperamos. No sólo con este director, sino con muchísima otra gente.

P. Efectivamente, el contacto personal, las relaciones con autores y distribuidores siempre ayuda, por no decir que acaba siendo fundamental para conseguir una determinada película. Es cierto que todo esto facilita la gestión y el tráfico de películas. Pero, antes que nada, lo que se pone en valor es la programación de un festival, la respuesta de los públicos, el número de acreditados, la presencia en los medios y la capacidad para promocionar un producto. Y el festival que diriges cumple todo esto y se considera una marca que no tiene nada que envidiar a los festivales de Cannes, Berlín o Locarno, por poner un ejemplo. ¿Cómo conseguís hacer que esto suceda?

R. Vemos una película como Plan 75 (2022), de Chie Hayakawa, que expone un programa para exterminar a los adultos mayores de 75 años y que estuvo pre nominada para los Óscar y decidimos ir a por ella. Nos gusta la película, viajamos a Tokio y quedamos con la productora y la directora. De esta manera vamos haciendo muchos contactos. Con 101 flores, película que arrasó en Japón y cuyo director es un escritor, salimos en todos los informativos tras ser premiada en San Sebastián. Para que esto ocurriera, vamos a Japón, estamos con Genki Kawamura, su director, y logramos la respuesta que esperábamos. El contacto personal, las relaciones con autores y distribuidores, y la amistad que a veces entablamos uno con otros, facilita mucho las cosas. . Se trata de ir a los territorios, ir conociendo a la gente, y que nos conozcan. Eso ya lo tenemos con América Latina, casi de una forma natural, de modo que nos basta con ir allí una vez al año. Acudimos a Ventana Sur, el mayor mercado de contenidos audiovisuales de América Latina, donde encontramos todo el cine latinoamericano en una sola ciudad como Buenos Aires. Y solemos volver con todos los contactos. Por otra parte, es que el cine latinoamericano quiere estar en San Sebastián, y todos los cineastas nos envían sus últimas producciones. Bueno, eso mismo lo vamos consiguiendo poco a poco sobre todo con Japón, pero también con Corea y con China. Otros sitios como Taiwan y Vietnam empiezan también a interesarse por San Sebastián.

P. Efectivamente, yo creo que el festival de San Sebastián es un festival de festivales mucho más conocido internacionalmente de lo que puede parecer a primera vista y que ahora mismo está en el mapa de directores y distribuidores, tanto de países de Asia central como del sudeste asiático y Asia Pacífico. Muchas distribuidoras de este continente nos hacen saber que antes de darnos una película al AFFBCN, estarían dispuestos a ofrecérsela al SSIFF. El festival tiene un prestigio internacional gracias a su indiscutible consolidación.

R. Tal vez sea cierto, pero lo que sí te puedo asegurar es que en Japón la ciudad de San Sebastián es muy conocida, por el festival y por la gastronomía, y porque unimos las dos cosas. Yo creo que al final los festivales, todos, promocionamos nuestro país, y también promocionamos el cine que traemos y los países que traemos, pero también lo que somos. Por ejemplo, los primeros años de mi dirección, no teníamos mucho contacto con Japón, y si lo teníamos era por la sección Kulinary, que incluso coproducíamos con un festival japonés. Se llegó a dar el caso de que algunas películas de esta sección preferían venir antes a San Sebastián que a Berlín. Aunque nosotros dijéramos Venid a Berlín y luego traéis la película a San Sebastián, porque no teníamos ningún problema para que fueran primero a otro festival como la Berlinale, ni necesitábamos que nos cedieran la premier mundial, ellos nos respondían que preferían venir antes a San Sebastián. Y Berlín es un festival mucho más grande e importante que nosotros, es así. Pero, ¿qué pasa? Que la gastronomía vasca les parecía tan importante, que no querían renunciar a pasar primero por nuestro festival. No, no, no, esto es una primera gastronomía y queremos estar en el País Vasco era uno de sus argumentos. El País Vasco tiene mucha fama, toda España tiene mucha fama por su gastronomía, pero el País Vasco especialmente. Por otra parte, creo que el festival, al igual que todos los festivales, en mayor o menor medida, somos embajadores de la ciudad y del país donde tienen lugar. Mucha gente conoce España o conoce Euskadi por los festivales de cine. Luego, pienso que nuestros políticos deberían ser más conscientes de la repercusión económica de este tipo de celebraciones. Yo podría mencionar, pero no puedo, porque eso es confidencial, el número de estrellas de Hollywood que vienen a San Sebastián durante el año, casi más que en el festival, de manera confidencial, ¿Por qué lo sabemos? Porque muchas nos contactan, les hacemos la reserva del hotel con un nombre falso, les reservamos restaurantes decir, ¿Y por qué vienen? Porque un día vinieron al festival, les encantó la ciudad y de pronto vienen a celebrar una noche vieja a España. Y se vienen con su familia, se alojan en un hotel de la ciudad y se van a cenar un restaurante con tres estrellas Michelin. Eso nos pasa bastante. Si la gente viera la lista de nombres de quienes visitan la ciudad no daría crédito.

P. La presencia de Japón este año ha sido más que evidente en lo concerniente al interés que llevas años mostrando por el cine japonés, clásico y contemporáneo, que para ti es sin duda incuestionable, por todo lo que nos revela y porque no ha dejado de sorprenderte. Eres un auténtico fan de la cultura japonesa y del cine japonés y no has dejado de hacerlo saber. Este año por ejemplo la programación no sólo ha sido la más asiática sino la más japonesa de todas las ediciones que has dirigido hasta la fecha.

R. Sí, así es. Probablemente, porque creo que Japón es el país en estos momentos con más pujanza a nivel de cine y sobre todo porque en Japón, lo que estamos encontrando es muchas operas primas y mucha gente empezando, que nos parece muy interesante. Nos estamos encontrando con eso muy a menudo. De ahí que haya varios cortos también de Japón este año. Además, solemos hacer un seguimiento de aquellos directores que ya han estado aquí una o más veces con sus películas respectivas. De hecho, ahora vamos al Tokio Film Festival, a finales de octubre y tenemos ya un montón de citas con directores y productores que van a tener películas para el último periodo del año que viene, es decir, que podrían estar en San Sebastián en calidad de premier mundiales, o si van antes a Cannes o a Venecia, podrían estar en secciones paralelas del SSIFF. Hacemos mucho seguimiento, y un festival tan grande como el nuestro debe contar con un departamento de documentación potente, de apoyo. Entonces, para mí, la clave de un festival es tener muy claro el procedimiento y los pasos que se han de dar para conseguir una determinada producción. En nuestro trabajo hay tres fases, la primera es la información, por lo cual necesitamos tener y mantener una buena base de datos. Esto quiere decir saber qué se está haciendo, incluso antes de que se empiece a producir un proyecto, saber qué proyectos hay en curso, saber en qué fase de producción se encuentra, saber cuándo termina el rodaje y saber cuándo finalizará el montaje. Los pasos a dar son los siguientes: tener la información sobre el producto, primero; a continuación, seducir al director, el productor o el distribuidor para que te deje ver la película y para que te ceda la película si esta te interesa. Pero, por último, hacer el seguimiento, que es tan importante como todo lo demás, ya que no vale con salir de un apuro o tener una producción y olvidarse, porque entonces no vas a ninguna parte ni podrás conseguir seguramente nada más, sobre todo si te ha gustado y ha gustado al público.

P. El procedimiento parece obvio, pero negociar desde una plataforma como el festival que diriges es mucho más fácil, porque de hecho no tienes que llamar a la puerta de ningún distribuidor o director, sino que más bien van en tu busca para que compres el producto, mientras que los festivales más pequeños tienen que hacer un gran esfuerzo para ser atendidos y obtener respuesta positiva para producciones que tienen otras aspiraciones.

R. Me acuerdo de Hiroshi Okuyama, el director de Jesús (2018), que obtuvo el Premio Kutxabank-Nuevos directores por esta película que a mí me entusiasma. Ahora sé que está haciendo una nueva película con una pinta increíble. Nos reunimos con él hace tres años, antes de que tuviera el proyecto en marcha, y el año pasado nos dijo que ya estaban en el rodaje. Seguimos en contacto permanente con él, porque la película no tardará en estar lista y podríamos programarla para la próxima edición del festival. Es posible que pase antes por algún gran festival, pero eso no quita que la programemos en San Sebastián, porque el proyecto es muy bonito, y este chico tiene mucho talento. Así que el proceso empieza con la obtención de la información, luego, bueno, seducir, es decir, convencerles de que eres un buen lugar, acompañarlos, que sepan que estás interesado, que vean tu interés. Y lo último ya, pues si consigues la película, hacer un seguimiento posterior, no acabar la relación cuando pones la película sino seguir su obra, eso lo hacemos mucho con América Latina porque nos tenemos muy cercanos, los conocemos, y empezamos a hacerlo con Asia, sobre todo con algunos países donde vamos entrando.

P. Corea no ha tenido un peso especial en esta edición del SSIFF, salvo por la proyección de Past Lives (2023) escrita y dirigida por Celine Song, que ha recibido diferentes respuestas, y que no tardará en tener su estreno en breve en todas las salas.

R. Para Corea, tenemos desde hace un tiempo un delegado que es Roberto Cueto, y lo estamos notando por cuanto a la presencia de este país en el festival. Lo que pasa es que este año la producción que se ha hecho en este país no nos ha llamado especialmente la atención. Por cuanto a películas nuevas, no hemos visto nada que debiéramos tener sí o sí. Todos los años tenemos la ganadora de Jeonju, pero en esta ocasión lo que hemos visto en este festival no nos ha convencido. Este año no ha sido bueno para el cine coreano. Lo cual no quiere decir nada, porque el próximo todo puede cambiar. Sólo hemos tenido Past Lives, que tampoco consideraría particularmente representativa del cine coreano actual.

P. No sé si te gustaría recomendar alguna película de las que has programado para el festival o si prefieres mantener la discreción en este sentido. Para nosotros es importante coincidir. Algunas películas están programadas para nuestro festival, el AFFBCN, y me alegra saber que también están aquí, que vengan sus directores y podamos entrevistarles, e incluso saber que es una forma de compartir una elección en lugar de otra.

R. Yo no puedo recomendar nada públicamente. A título personal, te puedo decir a ti si quieres que no te pierdas alguna película, pero no mucho más. Por ejemplo, hablando de cine asiático, a mí me gusta mucho una película como Beyond the Fog,porque tiene algo muy especial. Y luego, ¿Habéis visto Carefree Days? Está muy bien. A mí, Carefree Days también me gusta mucho, primero porque su equipo parece que va a hacer cosas, y porque están muy apadrinados por Marco Müller, que es quien me enseñó a mí la película realmente. Además, es una película urbana y de gente joven, y no es tan fácil ver películas de una generación de jóvenes que viven en las nuevas ciudades chinas. Sobre todo, me interesa ver qué está pasando ahora en el país, y esa película lo refleja. Otra película muy potente es Great Absence, aunque un poco larga. Habla del Alzheimer, tema muy frecuente en el cine japonés, porque de algún modo esto se debe a la vida longeva de su población y es un gran problema social. Great Absence es por último una película bastante clásica, teóricamente, pero luego le ves otras cosas y su director es muy brillante.

P. A veces me gusta decir que el SSIFF es el Cannes español y que no tiene nada que envidiar a su homólogo, sin ánimo de establecer comparaciones en vano. Pero, este año, por ejemplo, la programación de este festival no ha sido en muchos casos la mejor, pareciendo que había algunos títulos que no se espera que este festival pueda aceptar, y uno se pregunta por qué están ahí.

R. Yo soy muy fan de Cannes, y defiendo el festival de Cannes a muerte. Frémaux es amigo mío, pero no solo por eso, sino porque hace un gran trabajo y cada edición es diferente. Yo creo que la Quinzaine está buscando su sitio porque ha habido cambios en la dirección. Pero yo creo que, si abordas Cannes en su conjunto es un fiestón, es decir, son muchas las películas importantes, muchas de ellas las hemos recuperado nosotros para su selección. Cuanto más grande eres, más servidumbres tienes. Yo hacía una semana de cine de fantasía y de terror en Donosti y como era un festival pequeño podía hacer lo que me daba la gana. Nos sentíamos completamente libres. En eL SSIFF somos bastante libres, pero no al cien por cien. ¿Por qué? Porque tú tienes que concebir una programación que guste e interese al público, y sin dejar de tener en cuenta a la crítica y a los patrocinadores. Este equilibrio no es fácil. Pero nosotros somos mucho más libres a ese nivel de lo que puede ser Cannes, porque tenemos menos presiones. Cannes es un festival que es cuestión nacional A mí no me va a llamar el ministro de cultura para decirme que proyectemos una película en lugar de otra. Pero, en Cannes, el ministro de turno puede llamar y decir que no se proyecte una película, porque le basta con parecer que se interesa por un determinado título y hacer saber que lo echa en falta, para dejar claro el mensaje.

P. El SSIFF repite éxito, por cuanto al número de acreditados y públicos, cuyo número parece ir en aumento, con una programación cada vez más extensa, que recoge lo mejor del año, y haciendo que sea un lugar de encuentro al que se debe acudir para estar al día y establecer o mantener contactos, me refiero sobre todo a prensa e industria.

R. Bueno, el año pasado fueron 4500, este año creo que son bastantes más. Sobre todo, en cuanto a la presencia de la industria. Hace doce años teníamos 500 participantes en este terreno, y en la pasada edición eran 2080, y este año creo que vamos a andar por los 2200, es decir, el número va en aumento de manera exponencial. Tenemos más de mil medios de comunicación acreditados. El resto son invitados, directores y equipos de las películas que presentamos. Es bastante para un festival como el nuestro y espero que el número siga creciendo.

José Luis Rebordinos es el Director del Festival de San Sebastián

Menene Gras Balaguer es la directora de Cultura y Exposiciones de Casa Asia y del Asian Film Festival Barcelona

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