Bosco Sodi.

Que la pintura ya no es “pintura” es evidente desde hace más de un siglo. Bosco Sodi es, no obstante, uno de los pocos defensores que quedan de la pintura, considerando que aquella es un lenguaje mediante el cual puede traducir sensaciones e impresiones a otro lenguaje expresivo que se activa por una especie de condensación interna que se exterioriza mediante este instrumento. Su pintura es una “no pintura”, porque la negación de lo que supuestamente es se convierte en una prioridad: las formas de lo pictórico adquieren así consistencia y se exponen a la intemperie de su negatividad. El viaje surca la obra de Bosco Sodi, que reside en Barcelona, México, de donde procede, y Berlín. Este libro muestra el trabajo realizado por el artista en Japón, a raíz de la beca que le fue concedida para hacer una residencia en Tokyo Wonder Site. De México a Japón pasando por Europa, el itinerario del artista ha sido altamente instructivo. Pero, lo que cuenta es la proyección de su percepción de los espacios y lugares donde fabrica su propia temporalidad. Porque la pintura no solo es una forma de habla, sino tiempo, como la palabra que construimos y pronunciamos.

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