Orzala Ashraf lleva un velo suelto en el pelo y una túnica de flores. Habla un inglés excelente y representa, como ella misma dice, a un país que ha pasado por guerras atroces, largos exilios y regresos esperanzados. Ella misma vivió 14 años refugiada en Pakistán y aprendió otras lenguas viendo la televisión y escuchando la radio. Se ha hecho a sí misma y representa ahora a Afgan Women’s Network (Red de Mujeres de Afganistán), una ONG que reúne a más de 80 grupos similares en su tierra. Ayer, acudió a la conferencia dedicada al futuro de su país, asegurando que sus compatriotas están listas para participar en los procesos de decisión al más alto nivel. Al final de la cita, su deseo pareció acercarse más que nunca a la realidad. Fue cuando Hillary Clinton, secretaria de Estado de EE UU, dijo que los derechos de las mujeres y los niños afganos constituían “el centro” de su política, porque “ninguna sociedad puede avanzar relegando a más de la mitad de su población”
Orzala Ashraf lleva un velo suelto en el pelo y una túnica de flores. Habla un inglés excelente y representa, como ella misma dice, a un país que ha pasado por guerras atroces, largos exilios y regresos esperanzados. Ella misma vivió 14 años refugiada en Pakistán y aprendió otras lenguas viendo la televisión y escuchando la radio. Se ha hecho a sí misma y representa ahora a Afgan Women’s Network (Red de Mujeres de Afganistán), una ONG que reúne a más de 80 grupos similares en su tierra. Ayer, acudió a la conferencia dedicada al futuro de su país, asegurando que sus compatriotas están listas para participar en los procesos de decisión al más alto nivel. Al final de la cita, su deseo pareció acercarse más que nunca a la realidad. Fue cuando Hillary Clinton, secretaria de Estado de EE UU, dijo que los derechos de las mujeres y los niños afganos constituían “el centro” de su política, porque “ninguna sociedad puede avanzar relegando a más de la mitad de su población”.