01/04/2015 | Actualidad

El calendario oficial establece tres días de fiesta aunque en Luang Prabang, capital religiosa y cultural del país, las celebraciones se extienden a lo largo de una semana. La primera jornada de la fiesta oficial coincide con el último día del año que termina, es un momento de renovación; el segundo día es fantasma, de tránsito entre el año que acaba de finalizar y el que está a punto de comenzar, se refieren a él como the day with no day, algo así como el día sin día. El último, es el primer día del nuevo año.

El agua es un símbolo fundamental de esta fiesta. El día en que termina el año se sacan las imágenes de Buda a los jardines de los templos para lavarlas, allí permanecen hasta el tercer día de celebraciones cuando se devuelven a sus lugares originales. La tradición marca que este rito se lleve a cabo en un número impar de templos, 7, 9 u 11. Los jóvenes vierten agua sobre las manos de sus mayores para obtener su bendición para los meses siguientes y multitudes cargadas de cazos, ollas o pistolas de agua bien llenas salen a la calle a desear felicidad a los transeúntes al tiempo que disparan contra su objetivo convirtiendo el lavado de los pecados cometidos en el último año en una auténtica guerra húmeda. Nadie se libra de volver a casa mojado de pies a cabeza estos días, últimos de la estación seca y sin duda, unos de los más calurosos de todo el año.

Es tradicional comenzar el año haciendo méritos para que el futuro sea próspero. Hay quienes para ello construyen estupas de arena junto a los templos o a la orilla de algún río. Las estupas se adornan con bolas de arena en la base y banderas de papel pintadas a mano y después se cubren con un polvo blanco y se rocían con agua perfumada. Quien no tiene ocasión de edificar una de éstas estupas puede hacer méritos liberando animales, normalmente pequeños, como peces, tortugas o cangrejos.

Durante éstos días de fiesta ¡hasta las normas se relajan en Laos! y se permiten algunas concesiones extraordinarias: los monjes pueden unirse a las batallas de agua en las calles y a las mujeres se les permite tocar las estatuas de Buda, cosa que durante el resto del año tienen prohibida.

Para los laosianos, los espíritus buenos que residen dentro de cada persona pueden quedar libres el día de tránsito entre un año y otro dejando a los cuerpos expuestos a malos presagios. Por eso, en el primer día del año, todos celebran ceremonias Baci para pedir a los buenos espíritus que regresen. Anudar hilos blancos a las muñecas de los seres queridos es una representación de que los espíritus quedan atados dentro del cuerpo trayendo consigo buena fortuna.

Los días de fiesta se suceden entre desfiles, pasacalles, la ornamentación de templos con flores, música, danzas y ¡hasta concursos de belleza!.

¡Sabidee pimai a todos!. ¡Feliz Año Nuevo Laosiano!.

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