Margallo hizo esta comparación en su intervención en la presentación del Anuario 2012 del Instituto Cervantes, “El español en el mundo”, centrándose especialmente en su situación en la citada región de Asia-Pacífico, donde diagnosticó que se encuentran “los países más prometedores” y los que más oportunidades esconden, según la información facilitada por Servimedia.
El ministro contrapuso que, mientras en el siglo XIX el Reino Unido tardó más de 100 años en duplicar su PIB y Alemania y EEUU tardaron 60 años en hacerlo en el XX, China e India lo harán en una sola década.
Además, auguró que “ese protagonismo no se va a detener”, pues el aumento de las clases medias, la reducción de la pobreza y la intensificación del crecimiento harán de la región “El dorado del siglo XXI”, donde “los problemas de Asia serán los problemas del mundo”.
En este sentido, Margallo explicó que España ha de tener protagonismo en la definición y la ejecución de las relaciones entre la UE y esta región, donde “todos los países están compitiendo por implantarse” y España, que “ha llegado relativamente tarde”, debe recuperar el terreno perdido. De momento, aseguró que ya está jugando un papel importante en la redefinición de los acuerdos comerciales euroasiáticas.
Margallo dedicó una parte de su intervención a otros aspectos de su política exterior, explicando que en el seno de la Marca España se ha elaborado un “vademécum” estudiando las objeciones que presenta este país a la inversión extranjera y que la futura Ley de Acción Exterior incorporará los cambios ocurridos en las relaciones internacionales desde 1978, pues se han multiplicado las materias en las que se hace diplomacia y los agentes que proyectan la imagen país en el exterior. Habrá, así, un Consejo de Política Exterior liderado por el propio presidente del Gobierno en el que estarán presentes todos esos agentes, y se diseñará una estrategia a cuatro años que se completará con un Plan Cultural y otro de Cooperación para el mismo plazo, a los que se añadirán los planes anuales de la Marca España.
Igualmente, insistió en su propósito de cerrar las embajadas y representaciones comerciales en los países donde menos se rentabilicen, para centrarse en zonas como la de Asia-Pacífico, y también en el de “dotar de más sentido a la comunidad iberoamericana”.
A la lengua española la definió como “nuestro activo más valioso” y al Instituto Cervantes como “la joya de la Corona” de la acción exterior española, por ser “el instrumento más poderoso para poner en valor” esa riqueza.