A finales del siglo XIII, el comerciante veneciano Marco Polo plasmó en su libro las maravillas que había visto China. Algo parecido ha hecho Marcelo Muñoz tras treinta años conociendo el gigante asiático. Y es que pocas personas pueden presumir de conocer tanto China como este extremeño de 73 años, y él no lo hace porque “China es otra dimensión, otra civilización, otro planeta”. Decano de los empresarios españoles en China y presidente del grupo Gexter Internacional-Rem 21 aterrizó en Beijing en 1978 con el propósito de crear la primera empresa española dedicada en exclusiva al mercado chino. Desde entonces su vida está a caballo entre oriente y occidente con más de 100 viajes al antiguo imperio del centro. El pasado día 12 de junio presentó su libro en la sede de Casa Asia Barcelona “El enigma chino. Treinta años de observador”; una visión cercana y sencilla sobre qué es China. A través de conversaciones con ciudadanos chinos de todas las esferas sociales construye un recorrido histórico, sociológico y económico sobre los aspectos más importantes del carácter del país. Desde la economía, hasta la política, pasando por la cuestión de la mujer, el sexo, el idioma o la globalización
A finales del siglo XIII, el comerciante veneciano Marco Polo plasmó en su libro las maravillas que había visto China. Algo parecido ha hecho Marcelo Muñoz tras treinta años conociendo el gigante asiático. Y es que pocas personas pueden presumir de conocer tanto China como este extremeño de 73 años, y él no lo hace porque “China es otra dimensión, otra civilización, otro planeta”. Decano de los empresarios españoles en China y presidente del grupo Gexter Internacional-Rem 21 aterrizó en Beijing en 1978 con el propósito de crear la primera empresa española dedicada en exclusiva al mercado chino. Desde entonces su vida está a caballo entre oriente y occidente con más de 100 viajes al antiguo imperio del centro. El pasado día 12 de junio presentó su libro en la sede de Casa Asia Barcelona “El enigma chino. Treinta años de observador”; una visión cercana y sencilla sobre qué es China. A través de conversaciones con ciudadanos chinos de todas las esferas sociales construye un recorrido histórico, sociológico y económico sobre los aspectos más importantes del carácter del país. Desde la economía, hasta la política, pasando por la cuestión de la mujer, el sexo, el idioma o la globalización.
Este Marco Polo modeno explica que China no es fácil de catalogar, y que para entrar en ella tenemos que modificar nuestros raseros. Hablar de China es hacerlo con grandes números. Y es que China tiene sus mil trescientos treinta millones de personas (un cuarto de la población mundial) repartidos en 9.326 km2 de territorio. Sus grandes dimensiones hacen que esté llena de contrastes; entre el campo y la ciudad, entre la modernidad y la tradición, entre el norte y el sur.
Y también otra velocidad. La República Popular China está en constante cambio. Muñoz nos advierte que para comprender lo que está pasando debemos saber que China “está viviendo la transformación más importante de la historia de la humanidad en un mundo globalizado”. De ser uno de los países más pobres del mundo ha pasado a ser la tercera economía mundial en treinta años. Como prueba de ello, actualmente tiene 100 millones de pobres, cifra que ha mediados de los 70 ascendía entre 500 y 600 millones de personas.
Marcelo Muñoz apunta al Partido Comunista de la Reforma como artífice de esta transformación. Contrapuesto a Mao desde 1956, el Partido Comunista de la Reforma ha actuado en el ámbito de la economía sin apenas modificar los grandes ejes del maoísmo, cosa que le ha permitido movilizar el gran gigante sin provocar grandes heridas internas. También hay que recalcar que China ha invertido tiempo y dinero en conseguir una educación suficientemente potente como para empujar a China. En este sentido, Muñoz recalca que cada año se gradúan cinco millones de universitarios en China, sin contar con las becas e intercambios de estudiantes procedentes de todo el globo.
Sin embargo, la China del PCh que para lo que los occidentales es tan importante para los chinos no deja de ser una fase dentro de su historia. La civilización china siempre ha llevado consigo su pasado. Ha sido “el imperio más extenso en el tiempo” y en palabras de Lao Cheng, historiador chino y uno de los colaboradores del libro de Muñoz, “el periodo de la China comunista no deja de ser una circunstancia histórica”, como el resto de dinastías que han tenido el poder en China. Esta continuidad histórica se articula a través del culto a los antepasados, que junto al confucianismo es el eje central de la cultura china y uno de los aspectos que más ha impresionado a los europeos que llegaron a China.
La visión comercial
Muñoz apunta que pese al auge que está teniendo la economía China en los últimos años el mercado español aún se resiste a entrar de lleno en el mercado chino. La presencia española en el gigante asiático es solo de 1% en China. En otras palabras apenas unas 600 empresas españolas operan en la tercera potencia económica mundial. El idioma, el contraste entre culturas, las diferencias a la hora de hacer negocios y la poca paciencia de las empresas españolas parecen ser las razones principales para el poco éxito obtenido por las empresas españolas al adentrarse en el mayor mercado del mundo.
Sin embargo, Muñoz advierte que cerrarse a China es una mala decisión para nuestra economía ya que “desarrollar el comercio con China es desarrollar el comercio con la cuarta parte de la humanidad”. En este sentido, Muñoz aclara que el problema español a la hora de establecer negocios en China ha sido su poca decisión para hacerlo.
Problemas del gigante asiático
La rápida industrialización y modernización China también tiene sus puntos débiles. Según Muñoz el desarrollo chino presenta dificultades tanto a nivel estructural como a nivel económico. Entre ellos destacan la desigualdad regional, muy acusada entre las provincias de la costa que se han convertido en grandes megalópolis con un gran peso a nivel comercial, y las provincias más rurales en las que se presenta problemas más acusados de pobreza y analfabetización.
Asimismo, sus grandes necesidades energéticas la están convirtiendo en uno de los países más contaminantes, aspecto que a la larga puede perjudicar su desarrollo económico.
Otro tema que preocupa a China es su visión en el mundo. Durante los últimos años ha hecho grandes esfuerzos para lavar su imagen de cara a la comunidad internacional. Los Juegos Olímpicos son el resultado de ese esfuerzo, y China pretende demostrar que ha avanzado en el ámbito de los derechos humanos. Para Marcelo Muñoz este aspecto junto al de la democracia es una cuestión de tiempo.
Sin embargo también destaca que Occidente no puede seguir ignorando el peso de China a nivel internacional. En los últimos años se ha producido una bipolarización de las relaciones internacionales entre occidente y el mundo islámico en el que China y el resto de países asiáticos parecen no tener importancia. Muñoz recuerda que en este mundo globalizado el diálogo entre civilizaciones no se puede dejar de lado a la civilización china, porque dejarla a parte es dejar de lado a mil trescientos millones de personas.