03/09/2009 | Actualidad > AsiaMedia
La amplia victoria del Partido Democrático del Japón (PDJ) sobre el Partido Liberal Democrático (PLD) en las elecciones generales del 30 de agosto ha sido bien recibida en Seúl. El presidente Lee Myung-bak envió un mensaje a Yukio Hatoyama, felicitándole y expresándole sus deseos de mejorar y consolidar las relaciones bilaterales. Será el tercer primer ministro japonés que Lee Myung-bak tendrá como interlocutor político, tras Yusuo Fukuda y Taro Aso, en menos de un año y medio

La amplia victoria del Partido Democrático del Japón (PDJ) sobre el Partido Liberal Democrático (PLD) en las elecciones generales del 30 de agosto ha sido bien recibida en Seúl. El presidente Lee Myung-bak envió un mensaje a Yukio Hatoyama, felicitándole y expresándole sus deseos de mejorar y consolidar las relaciones bilaterales. Será el tercer primer ministro japonés que Lee Myung-bak tendrá como interlocutor político, tras Yusuo Fukuda y Taro Aso, en menos de un año y medio.

Corea del Sur y Japón son dos países democráticos que comparten en Asia Oriental importantes intereses geoestratégicos y económicos. Tienen una alianza militar con los EEUU, una fuerte interdependencia económica y crecen sin cesar los intercambios culturales y turísticos. Sin embargo, las relaciones políticas, más allá de las declaraciones de buenas intenciones, siguen siendo complicadas. Se trata de un problema de confianza mutua que tiene su raíz en unas relaciones históricas con acontecimientos dolorosos para el pueblo coreano. La ocupación coreana, desde 1910 a 1945, dejó unas heridas que no han cicatrizado del todo. Las relaciones diplomáticas no se restablecieron hasta 1965.

Durante la etapa Roh-Koizumi, creció el desencuentro mutuo alimentado por factores nacionalistas. Tokio discutió a Seúl la soberanía de los islotes Dokdo (nombre coreano) o Takeshima (nombre japonés). Seúl a su vez recusó la denominación de Mar de Japón y utiliza la de Mar del Este. Las tensiones bilaterales se reavivaron por las periódicas visitas que Junichiro Koizumi realizó durante su mandato al santuario Yakusumi, en Tokio o por la publicación de algunos manuales escolares que, según Seúl, revisan y minimizan las actuaciones del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Otro tema que sigue hiriendo la sensibilidad coreana es el de las decenas de miles de mujeres coreanas utilizadas como esclavas sexuales de los soldados japoneses durante aquella guerra. Por estas y otras razones, los contactos al más alto nivel estuvieron suspendidos desde 2005 hasta principios del 2008.
El presidente Lee Myung-bak se propuso, al entrar en la Casa Azul en febrero de 2008, restablecer el diálogo y la confianza bilateral. Anunció que, si bien no se ignoraba el pasado, no insistiría durante su mandato en seguir pidiendo más disculpas a Japón por las viejas heridas históricas. Afirmó que el pasado no debía frenar un futuro con unas enormes potencialidades de cooperación mutua y la personalidad moderada del entonces primer ministro Yusuo Fukuda facilitaba el reencuentro. Además, Lee Myung-bak deseoso de mejorar las relaciones entre Seúl y Washington, precisaba también coordinar sus esfuerzos con Tokio para lograr, en el marco del Grupo de los 6, la completa desnuclearización de Corea del Norte o para hacer frente a la reciente crisis económica global. Efectivamente, los contactos bilaterales o en el marco de reuniones multilaterales han sido constantes y fluidos. Taro Aso visitó Seúl los días 10 al 12 de enero del presente año y Lee Myung-bak visitó otra vez Tokio el pasado 28 de junio. En este ultimo año y medio se ha avanzado en la cooperación económica y comercial, tanto en el ámbito bilateral como en el marco regional (ASEAN).

Sin embargo, los conflictos de carácter histórico no acaban de resolverse. Los últimos gobiernos japoneses del PLD han seguido reclamando a Corea del Sur la soberanía japonesa de los islotes Dokdo y persisten otras cuestiones espinosas, como la de los nuevos manuales de texto de historia escolares aprobados este mismo año por el Ministerio de Educación japonés. Estos temas entorpecen las relaciones políticas. Es cierto que ni Yusuo Fukuda ni Taro Aso visitaron durante su mandato el santuario Yusukuni. Pero, el pasado agosto y con motivo del aniversario del final de la guerra, los ex primeros ministros y políticos de relieve del PDL, Junichiro Koizumi y Shinzo Abe sí lo hicieron, lo que es considerado por los coreanos y los chinos como una grave ofensa. Seúl espera que el fin de la etapa del PDL y la llegada del PDJ abra una nueva etapa de diálogo político más positivo y fructífero con Tokio. Yukio Hatoyama visitó Seúl en mayo y se entrevistó con Lee Myung-bak al que afirmó que no visitará el santuario Yakusumi. Tanto Seúl como Pekín esperan del nuevo gobierno japonés una declaración que explicite sin reservas sus disculpas sobre sus actuaciones del ejército japonés en los países ocupados durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, cuestiones como la disputa territorial sobre los islotes Dokdo, son de más difícil solución a corto plazo.

Seúl se muestra expectante ante los pasos que el nuevo Gobierno japonés vaya a dar en el ámbito de la política exterior. No se esperan cambios radicales. No se trata de modificar la tradicional alianza con los EEUU que Tokio sí desea que sean mas equilibradas. Pero Yukio Hatoyama anunció que la diplomacia japonesa va a profundizar en las relaciones con Asia, especialmente con China, pero también con Corea del Sur. Considera que el mundo esta entrando en una nueva era ‘multipolar’, con un peso creciente de Asia. Y en este nuevo marco, Japón también pretende tener un papel protagonista y no ser, como hasta ahora, un simple actor de reparto a la sombra de los EEUU y de China.

Seúl espera mejorar las relaciones políticas con Tokio. Las económicas son crecientes. En plena crisis global, las inversiones japonesas en Corea del Sur alcanzaron en el primer semestre de 2009 los 4,6 billones $ lo que significa un incremento de un 2,1 % con respecto al mismo período del año anterior. La mayor preocupación para Seúl lo constituye el creciente déficit comercial que Corea del Sur mantiene con Japón. Se quiere corregir el gap tecnológico entre ambos países. Una parte de la industria surcoreana depende de la adquisición de componentes y otros materiales japoneses de alto valor tecnológico, especialmente en el sector de automóvil surcoreano.

Jaume Giné Daví, profesor asociado de la Facultad de Derecho de ESADE. Investigador asociado al IGADI

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