26/11/2024 | Actualidad > AsiaView

La transición energética es uno de los grandes desafíos globales del siglo XXI, y China e India, los dos países más poblados del planeta, juegan un papel crucial en el esfuerzo global de descarbonización. Ambos países están adoptando políticas para reducir su dependencia de los combustibles fósiles y aumentar la participación de las energías renovables en el mix energético, aunque enfrentan circunstancias y retos únicos.

Ambos países se enfrentan a desafíos únicos derivados de su rápida industrialización, sus altas demandas de energía y la dependencia histórica de los combustibles fósiles. Tanto China como India han iniciado ambiciosos esfuerzos para diversificar sus fuentes de energía, con un enfoque creciente en las energías renovables, como la solar y la eólica. En este contexto, su capacidad para lograr una transición energética exitosa será fundamental no solo para el bienestar de sus poblaciones, sino también para el futuro del planeta.

China: liderazgo mundial y retos persistentes

China ha emergido como un líder mundial en la transición hacia las energías renovables, consolidándose como una potencia energética verde con un crecimiento incomparable en la instalación de energías renovables y la exportación de tecnologías limpias. En 2023, la energía eólica, que representaba solo el 1% de la generación eléctrica en 2010, se convirtió en la segunda fuente de generación eléctrica más grande después del carbón, contribuyendo con un 9,4% al suministro total. La energía solar también ha experimentado un crecimiento impresionante, pasando de menos del 1% en 2015 a aproximadamente un 5% en la actualidad, con expectativas de que, para 2050, ambas fuentes, solar y eólica, representen el 38% de la producción de electricidad del país.

China se encuentra en el camino de quintuplicar sus instalaciones de energía renovable para 2050, lo que subraya la fuerza de sus políticas públicas en el impulso de tecnologías limpias. Este impresionante crecimiento en las energías renovables coloca a China como el mercado de energía eólica más grande del mundo a mediados de siglo. A pesar de estos avances, China aún enfrenta desafíos significativos. Aunque el sector energético está experimentando una rápida descarbonización gracias al reemplazo del carbón por energías renovables nacionales, el carbón sigue siendo una parte esencial del mix energético, representando una proporción significativa hasta 2050. El carbón sigue siendo indispensable para a el desarrollo industrial del país, en especial la industria pesada.

La dependencia de los combustibles fósiles persiste en otros sectores clave. El consumo de petróleo, aunque se reducirá a la mitad para 2050 en comparación con su pico en 2027, continuará siendo alto debido a su uso en petroquímicos y transporte pesado (aviación y navegación), con un 84% de este petróleo importado. Además, el gas natural, cuya demanda también se mantendrá alta, experimentará una ligera caída en comparación con los niveles de 2023, pero seguirá dependiendo en un 58% de las importaciones.

A pesar de estos retos, China tiene el potencial de acelerar aún más su transición energética, lo que podría acercarla a una neutralidad de carbono para 2060, un objetivo ambicioso y crucial para el país.

Efectivamente, China ha fijado como meta alcanzar la neutralidad de carbono para 2060 y se propone reducir sus emisiones de CO2 en un 70% para 2050 en comparación con los niveles actuales. A pesar de ser responsable de un tercio de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía en 2023, se espera que para 2050, esa proporción se reduzca a un 20%, lo que será un paso importante hacia el cumplimiento de los objetivos climáticos internacionales. El uso de la energía en China alcanzará su pico en 2030, y se espera que disminuya un 20% para 2050, impulsado por la electrificación y mejoras en la eficiencia energética. Esta disminución también se verá facilitada por cambios demográficos, como la proyección de una reducción de 100 millones en la población.

Con una expansión significativa en las tecnologías de almacenamiento de energía y la transmisión, el país está en el camino hacia un futuro más limpio y sostenible.

La transición energética en China está avanzando a pasos agigantados, con una fuerte inversión en energías renovables y un compromiso hacia la neutralidad de carbono. Aunque la dependencia de los combustibles fósiles sigue siendo una realidad, las políticas de descarbonización y las innovaciones tecnológicas están marcando el camino para un futuro energético más limpio. A medida que China continúa liderando el sector de las energías renovables y aumenta su capacidad de exportación de tecnologías limpias, su papel en la lucha contra el cambio climático será más importante que nunca.

India: dependencia del carbón e infraestructuras deficientes

India ha reconocido la importancia de diversificar su matriz energética, y el país tiene un enorme potencial para las energías renovables, especialmente la solar y la eólica, gracias a su vasta extensión geográfica y condiciones climáticas favorables. En los últimos años, India ha incrementado de manera significativa su capacidad instalada de energías renovables, alcanzando los 175 gigavatios (GW) en 2022, y se ha propuesto llegar a 500 GW de energía limpia para 2030. Proyectos como el Rewa Ultra Mega Solar Park, inaugurado en 2020, simbolizan el compromiso del país con el desarrollo de energías limpias.

El crecimiento en el sector solar ha sido especialmente notable, con una expansión acelerada en menos de una década. India tiene grandes planes para aumentar la capacidad de energía solar y eólica, lo que permitirá satisfacer una mayor parte de la creciente demanda energética del país mediante fuentes limpias y sostenibles. Además, el país está promoviendo la inversión en infraestructura de almacenamiento de energía, que es clave para integrar fuentes intermitentes, como la solar y la eólica, en su red eléctrica.

Sin embargo, India enfrenta una serie de obstáculos importantes. Uno de los mayores desafíos es la infraestructura energética insuficiente, especialmente en áreas rurales y remotas, donde el acceso a una electricidad fiable sigue siendo limitado. La falta de una red de transmisión moderna y eficiente dificulta la distribución de la energía renovable generada, lo que representa un obstáculo para la expansión masiva de estas fuentes.

Por otra parte, las principales ciudades indias se encuentran entre las más contaminadas del planeta. Nueva Delhi, por ejemplo, tiene unos niveles de contaminación que multiplican por 50 los recomendados por la Organización Mundial de la Salud.

A pesar de los avances en energías renovables, la economía india sigue estando fuertemente basada en el carbón, que actualmente representa alrededor del 70% de la generación de electricidad del país. India sigue dependiendo del carbón para satisfacer gran parte de su demanda interna, lo que plantea un reto considerable para alcanzar sus metas climáticas. Aunque India ha logrado importantes avances en la expansión de energías renovables, la transición completa hacia un sistema energético sostenible requerirá una reforma integral de su infraestructura energética y un cambio hacia fuentes de energía más limpias.

La dependencia de los combustibles fósiles también se extiende a los sectores del transporte y la industria. El país sigue siendo un importador neto de petróleo y gas natural, y el crecimiento de la demanda de energía, especialmente en el sector del transporte y la industria pesada, sigue siendo un desafío. A pesar de los esfuerzos por promover vehículos eléctricos y otras tecnologías limpias, el petróleo continuará siendo una fuente importante de energía para India en el futuro previsible.

India ha establecido metas ambiciosas para reducir la intensidad de sus emisiones de carbono en un 45% para 2030 en comparación con los niveles de 2005, como parte de sus compromisos bajo el Acuerdo de París. Sin embargo, el país subraya la necesidad de apoyo financiero y tecnológico por parte de las naciones desarrolladas para acelerar su transición energética. Dado que India es una de las economías en desarrollo con mayores necesidades de energía, las diferencias entre los países desarrollados y en desarrollo en cuanto a capacidades de financiación y acceso a tecnologías avanzadas son una preocupación importante.

La transición energética en India presenta tanto desafíos como oportunidades. Si bien el país enfrenta dificultades relacionadas con la infraestructura, la dependencia del carbón y la creciente demanda de energía, las políticas proactivas y el impulso hacia las energías renovables ofrecen un camino hacia un futuro más limpio y sostenible. A medida que India continúa expandiendo su capacidad de generación renovable y desarrollando tecnologías de almacenamiento y transmisión de energía, podrá fortalecer su sector energético y avanzar hacia la meta de una economía de bajas emisiones. La cooperación internacional y el apoyo a la inversión en tecnologías limpias serán fundamentales para que India logre sus objetivos climáticos y energéticos en las próximas décadas.

Conclusión

Tanto China como India están avanzando en su transición energética, aunque enfrentan desafíos significativos debido a la dependencia de los combustibles fósiles, la infraestructura limitada y las altas demandas de energía. Sin embargo, el impulso hacia la sostenibilidad y el uso de fuentes de energía renovables ofrece un camino hacia un futuro más limpio y eficiente.

La cooperación internacional, el desarrollo de nuevas tecnologías y las políticas inclusivas son fundamentales para garantizar que ambos países logren una transición energética exitosa y equitativa. Mientras tanto, China e India seguirán desempeñando un papel crucial en la lucha global contra el cambio climático y en la configuración de la economía energética del futuro.

Departamento de Economía y Empresa de Casa Asia

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