A pesar de un estancamiento de la población extranjera en cifras absolutas, hay movimientos migratorios minoritarios de entrada y de salida que progresivamente pueden ir haciendo variar la composición de los residentes según las nacionalidades, pero que no hacen disminuir la proporción. Por tanto, podemos estar en el inicio de un nuevo ciclo en el que Barcelona concentra una elevada movilidad de población de entrada y de salida. Por un lado, mantiene la atracción de población extranjera, y por otro lado, salen aquellas personas que optan por volver a los países de origen para afrontar mejor la situación económica.
Las comunidades asiáticas suponen un 22% del total de población extranjera aunque por nacionalidad Pakistán se encuentra en segunda posición con 21.637 personas seguidos por China con 16.128, mientras que la comunidad filipina se encuentra en la décima posición con un total de 8.724 personas. Además, Kazajstán, Irán y Siria son los países que más han aumentado proporcionalmente.
El comisionado de Inmigración y Acción Comunitaria del Ayuntamiento de Barcelona, Miquel Esteve, ha destacado que las cifras confirman el proceso de estabilización del fenómeno migratorio en la ciudad, al tiempo que demuestra que el proceso de enraizamiento de los extranjeros que ya viven en la ciudad se está haciendo con éxito. “A pesar de la crisis, Barcelona sigue siendo atractiva para muchas personas, sobre todo las que vienen de Europa, porque sigue siendo una ciudad amable y acogedora”, concluyó Esteban. La percepción de la inmigración como un problema aparece con un mínimo histórico en la última encuesta del Ómnibus de Barcelona 2012, con sólo un 2,3% de la población.