Este seminario organizado por Casa Asia, la Asociación Intercultural y Teatre, con el apoyo de la dirección de Inmigración del Ayuntamiento de Barcelona, donde participaron 30 personas, se inició tras una sesión introductoria para introducir algunos conceptos claves de la interculturalidad y de ejercicios para conocernos y aprendernos nuestros nombres, con el taller “Aportaciones estéticas del teatro fórum africano”, a cargo de Mamadou Diol, creador de la compañía de teatro fórum en Senegal y director del Festival Internacional de Teatro Fórum de Dakar desde hace 10 años.
Ha consistido en un acercamiento a la figura del curinga o joker del teatro fórum y todo un ejercicio de trabajo metodológico en las herramientas y dinamización del teatro fórum desde y y para la interculturalidad. Diol paciente con la interpretación y traducción contínua, nos hablaba en lengua francesa, y decía que había que hacer el esfuerzo de superar esta primera traducción de transmitir sus pensamientos de su lengua materna al francés. A nosotros nos lo traducían al catalán. Creó grandes puentes comunicativos conjugando diversas lenguas y siendo también traducidas al lenguaje corporal y a la experimentación de los significados. No sé si hemos conseguido percibir la estética senegalesa que traía Diol, tendremos que profundizar en ello visitando el Festival de Teatro Fórum de Dakar de septiembre, pero sí que hemos podido comprobar que a partir de compartir un mismo significado, por ejemplo, qué es para nosotros la interculturalidad, hemos aprendido del simbolismo de Diol a partir de nuestros diversos significantes africanos y europeos para referirnos a la experiencia teatral. Todo un ejercicio vivencial de interculturalidad.
En cuanto a la metodología, Diol introdujo en una secuencia de ejercicios previos para desarrollar la comprensión de cada uno de los componentes que se ponen en juego en la escena, como actrices y actores, en un teatro fórum. Comprender que en el teatro fórum existen diferentes puntos de vista e interpretaciones que hemos de saber debatir y hacer converger al respecto es un trabajo conjunto. La necesidad de que no haya liderazgos sino escucha activa, la cohesión y la confianza mútua entre los miembros del grupo y saber encontrar nuestros límites respectivos en este debate ya que en el grupo también puede haber diversidad de valores. Hemos aprendido a trabajarnos los automatismos que nos hacen tomar conciencia sobre nuestros actos, las formas de relacionarnos y la atención que tenemos con otras personas con quienes compartimos el mismo espacio escénico. Es también muy importante aprender a proyectar la voz, a tener presencia, ya que tanto la voz como el cuerpo se convierten en nuestros canales comunicativos. Y, por supuesto, comprender la complejidad de la psicología de los personajes, tener clara cuál es la opresión y el conflicto que queremos representar, dado que no estamos aprendiendo a hacer teatro clásico de la imitación, sino teatro de transformación social.
Diol se esforzó mucho en hacernos entender que la metodología ha de estar bien integrada dentro del propósito del Teatro del Oprimido, que se convierte en una acción social y política pedagógica participativa concreta, de solidaridad y apoderamiento mútuo entre actores/actrices y espectadores que no están separados por ninguna barrera. Por lo tanto, el teatro fórum es una oportunidad, como decía Augusto Boal, de ensayar y verificar acciones que estimulen tu voluntar por ejecutarlas en la vida real.
Los participantes vienen de sectores profesionales diferentes: educativo, social, laboral, sanitario, entre otros, pero tienen en común que trabajan interviniendo directamente en la relación con otros colectivos de personas. Así, con Diol hemos tenido la oportunidad de aprender, reflexionar y probarlo en nuestros respectivos ámbitos de incidencia.