11/10/2012 | Actualidad

Cada año, del 20 al 28 de noviembre, gentes venidas de los lugares más recónditos del desierto y del país se suman en caravana para poder disfrutar de una experiencia más cercana a la mística que al comercio.Las tribus nómadas llegan de los abismos del desierto  para intercambiar esmeraldas y granates, especias, armas y realizar alianzas. Pero, no solo acuden al encuentro  la gente de la región, sino que llegan peregrinos de toda India: miles de personas de todas las regiones y Sadhus bajados de los Himalayas se reúnen para celebrar la fiesta de Brahma y lavar sus pecados en el lago de la ciudad. La leyenda dice que Brahma, la mente cósmica y deidad primaria de la mitología hindú, eligió este pequeño pueblo al filo del desierto para establecer su hogar. El carácter sagrado de este lugar, se percibe allá donde mires, a pesar de ser una ciudad con menos de 15.000 habitantes cuenta con 400 templos y 52 ghats (escalinatas que conducen al lago). No en vano, es una de las cinco ciudades sagradas de la cosmología hindú.

Una emocionante carrera de camellos da comienzo al festival.  El desierto, como telón de fondo, es testigo de una competición en la que se ganarán y perderán muchos honores bajo el inclemente sol del Rajasthan. Pero, también hay espacio en la feria de Pushkar para la comedia y la distensión como, por ejemplo, los concursos de belleza para camellos, donde se decoran a los animales con exquisita bisutería y las mejores telas de cada familia. El fin de  fiesta viene marcado por un trascendental baño de multitudes en el lago de Pushkar al alba en el que se mezclan cánticos extáticos, dulces olores y miles de velas, en un éxtasis gregario.

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