Esta charla se enmarca en el programa “Encuentros de Diplomacia Económica sobre Asia“, que con anterioridad ha abordado la situación económica de Australia, Bangladesh, India, Corea del Sur y Japón de la mano de los embajadores destinados en estos países del continentes asiático.
Con la entrada en vigor del acuerdo nuclear con Irán en enero de 2016, avalado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la República Islámica se ha abierto a la inversión extranjera tras 10 años de bloqueo económico y ofrece, por consiguiente, oportunidades de inversión para la empresa española. Este ha sido el punto de partida.
López-Busquets ha empezado su intervención destacando que “el acuerdo que firma Irán es mucho más que un acuerdo nuclear. Es un acuerdo que busca reinsertar el país en el mapa internacional”. Este objetivo, ha dicho, es legítimo pero entraña un problema para Arabia Saudí e Israel, enemigos acérrimos de Irán ya que se disputan el control de una zona de enorme importancia geoestratégica.
No en vano, Irán cuenta con 80 millones de habitantes, una población joven y formada, un PIB que crece del orden del 4% anual, posee grandes reservas de hidrocarburos, y es el país que la comunidad internacional desea que tenga un papel constructivo en una zona tan convulsa como Oriente Medio. “Es, en definitiva, el país que queremos colocar en el mapa tras el acuerdo nuclear”.
El embajador también ha asegurado que la motivación principal detrás del acuerdo que ha firmado Irán es su necesidad de dinero, debido en gran parte a la bajada del precio del crudo de estos últimos años que ha laminado su economía, y a la falta de liquidez en el sector público, aunque no es así en el sector privado ni tampoco en las recientes empresas públicas privatizadas. Por otro lado, ha insistido en que el acuerdo no prohíbe sino que promueve el desarrollo en Irán de una industria nuclear civil, sector que puede ser una puerta de entrada para las empresas europeas.
En el caso de España, está bien posicionada ya que “históricamente no ha tenido mucha relación con Irán, ni buena ni mala, y eso nos sitúa ya en una posición mejor que la de muchos otros países”.
López Busquets ha subrayado, no obstante, que a pesar de las oportunidades de inversión que ofrece el país, la República Islámica tiene que resolver su problema de financiación. Este, es sin duda, el principal obstáculo ya que en Irán no hay bancos que financien ni están tampoco en consonancia con la legislación financiera internacional.
Irán, actualmente, produce menos barriles de petróleo por culpa de unas instalaciones obsoletas, el precio del crudo ha bajado, circula menos dinero y esto hace aún más complicado su problema de financiación. Por otra parte, hay una crisis bancaria provocada, entre otras cosas, por las trabas que existen para enviar dinero al extranjero, usar tarjetas de crédito o comprar en Internet. Y perviven, igualmente, muchas sanciones tanto europeas como norteamericanas, previas al embargo nuclear y asociadas al terrorismo y a los derechos humanos que tampoco ayudan a resolver el problema, ha enfatizado el diplomático.
Se había creado la sensación, según el embajador, de que después del acuerdo nuclear todo iba a ser muy fácil en Irán, pero no ha sido así. “Todo el mundo esperaba que al día siguiente del “implementation day” todo cambiaria, pero la realidad es que ha habido muy pocos cambios”.
Hay que tener presente que en enero de 2016 Irán se reincorpora al SWIFT (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Globales), para poder transferir dinero entre países, tras cuatro años ausente de este sistema, y es de esperar que estas dificultades que presentan los bancos iraníes sean poco a poco eliminadas.
Pero no todo es negativo, ha concluido, ya que, por ejemplo, Airbus y Boing han firmado convenios con Irán para fabricar aviones, lo que demuestra que hay buenas opciones de inversión en este campo como también en el de las infraestructuras básicas, energéticas, de transportes y comunicaciones, turismo o medioambientales, en las que España tiene grandes empresas. Por eso, se ha mostrado confiado en que “Irán resolverá sus problemas,” y ha animado a las empresas españolas a que inviertan en el país a pesar de los obstáculos financieros que presenta.