Por Menene Gras Balaguer, directora del Asian Film Festival de Barcelona.
La autora hace balance del “Far East Film Festival 2024“, el festival de cine asiático más importante de Europa, que ha clausurado con éxito de títulos y de público su edición número 26
El festival de cine asiático más importante de Europa clausura su edición número 26 con un éxito de públicos que supera con creces las expectativas ante una programación en la que se han reunido grandes títulos, con diez premieres mundiales, 23 previews europeas y 19 italianas. Los números para su directora, Sabrina Barachetti, lo dicen todo, no sólo en lo que respecta a los datos relacionados con el número de espectadores que han asistido a todas las sesiones sino a las actividades que se han desarrollado paralelamente, con las conversaciones, paneles, encuentros, master classes y todas las relacionadas con el proyecto FOCUS ASIA y el Campus. Este último, un proyecto educativo que recluta a periodistas jóvenes, cinco europeos y cinco asiáticos mayores de 18 años y menores de 26, que aprenden a escribir sobre cine y conocen un festival de cine entre bastidores, realizando un programa relacionado con su formación. El acceso a una programación tan amplia y específica al igual que a directores, guionistas, productores, actores y actrices, o con críticos y teóricos venidos de todas partes a este festival se convierte para sus candidatos en una oportunidad que puede decidir su trayectoria. Veintiséis ediciones, sin dejar de experimentar un crecimiento permanente, y cuyo archivo merece la pena explorar para comprobar la magnitud de sus propuestas y el desarrollo progresivo de sus respectivas aportaciones para su distribución en Europa. Respectivamente, FOCUS ASIA, una plataforma creada en 2015, concebida como plataforma para incentivar la coproducción y posproducción de proyectos entre Asia y Europa, y poner en contacto mercados de ambos continentes, no ha dejado de ser noticia tanto por los logros alcanzados en la firma de convenios en la industria, como el firmado entre Italia y Japón para la coproducción, como por la visita de la delegación oficial de productores, distribuidores y cineastas de Indonesia que en esta edición han tenido una presencia prometedora, atendiendo al desarrollo que este cine esté teniendo en este país.
El balance del festival pone en relación el número de títulos proyectados, el número por país, los que compiten en las diferentes secciones y aquellos que forman parte de los homenajes a los directores de una trayectoria reconocida juntamente con los títulos restaurados, a modo de recuperación de sus principales aportaciones respectivas. La historia del cine se construye a diario con las nuevas producciones que diseccionan el mundo actual o que imaginan un mundo o un futuro anticipándose a lo que vendrá o puede ocurrir. Pero, en cualquier caso, los antecedentes son imprescindibles para valorar lo realizado e innovar constantemente para llegar más lejos que los que nos preceden. El FEFF tiene en cuenta los innumerables aspectos y factores que intervienen a la hora de presentar lo que se está haciendo en el cine ampliando una cartografía que se ciñe a lo que seguimos llamando el lejano Oriente. Una amplia geografía que este año ha abarcado la producción cinematográfica de nueve países, a competición, y la de otros tres fuera de competición. Entre los primeros se encuentran aquellos con la mayor industria cinematográfica de un mapa desigual y con grandes diferencias entre algunos de sus integrantes.
Más allá de los géneros representados, el número de producciones por país es importante, pero aún más la excelencia de algunos títulos que se han introducido en la programación. Por cuanto a aquellos agrupados en las secciones a competición, China ha contado con ocho títulos; Hong Kong, nueve; Japón, diez; Indonesia, tres; Malasia, uno; Filipinas, tres, Corea del sur, once; Taiwan, cuatro; y Tailandia, uno. Los números, como se ha dicho antes, cuentan siempre, y en este caso particular hacen evidente el predominio de algunos países cuya producción no sólo alcanza unas cifras relevantes sino también otras particularidades que se atribuyen al cómo se narran algunas historias. Vietnam y Camboya, por citar un ejemplo, no se cuentan en esta ocasión entre los países con películas que compiten en alguna de las secciones, pero sin embargo Indonesia recupera posiciones también en la sección dedicada a las Retrospectivas y Hong Kong se impone con los nueve títulos producidos entre 2023 y 2024. Por otra parte, Corea se promociona con títulos que resuenan y una cinematografía fuerte desde hace tiempo, que rivaliza con la producción de sus vecinos más potentes, China y Japón, que se mantienen a la misma altura con algunas novedades interesantes, donde se perciben cambios en el cómo se cuentan las historias y qué historias se cuentan.
La inmersión diaria en el cine asiático ha sido total del 24 de abril al dos de mayo, gracias a una programación del cine que se está haciendo en esta región del mundo, tanto en el Teatro Nuovo con una cabida para más de mil espectadores como en el Visionario. Los seguidores de este festival parecen mostrar por lo demás un gran interés por el cine asiático y un conocimiento de sus principales autores y realizadores. Por lo general, todas las sesiones cuentan con un público fiel, nacional e internacional, que acude a esta cita anualmente con la intención no sólo de conocer las nuevas producciones que se proyectan como premieres mundiales o europeas, sino de asistir a los diferentes encuentros que tienen lugar en paneles, conversaciones y homenajes, en los que se ofrece una visión amplia y contundente del cine que se hace y de sus antecedentes. Durante los nueve días en los que transcurre este evento, la ciudad se convierte en una plataforma inigualable para el cine asiático del lejano Oriente y en una oportunidad para directores jóvenes y no tan jóvenes que pueden así contactar con distribuidores, mercado y públicos. El festival acoge a directores, a actores y actrices, prensa venida de todo el mundo, y a los agentes de un mercado que cada vez tiene mayor presencia en Europa. Parece claro que el cine asiático no sólo ha ganado mercado en Asia y fuera de Asia, sino que sus aportaciones son cada vez más radicales en lo que respecta a los nuevos paradigmas relacionados con las maneras de narrar y las historias que se narran.
Han sido cincuenta los títulos a competición seleccionados entre las producciones más recientes realizadas entre 2023 y 2024, a los que se suman, fuera de competición, los clásicos y no tan clásicos restaurados (Celebrating 50 years of Korean Film) y aquellos que forman parte de los homenajes (Zhang Yimou, Lee Hsing , Myung-se, Somai Shinji y Suo Masayuki), hasta llegar a las 79 proyecciones únicas, no existiendo la posibilidad de su repetición por falta de tiempo y debido a las numerosas actividades teóricas y prácticas que coexisten en este modelo de festival. La recuperación de algunos títulos de los cineastas mencionados unida a la programación de los títulos a competición es una práctica habitual en el FEFF, que contribuye a tener en cuenta la vinculación entre el cine que se hace hoy y sus antecedentes. También cabe señalar en este sentido que el cine indonesio ha sido objeto de atención para los programadores, que han tratado de llamar la atención sobre algunos títulos representativos de los cambios de tendencia en un cine que aspira a incorporarse al mercado internacional y a estimular una industria creciente que ha visto aumentar localmente el número de espectadores en los últimos tres años.
“Las tendencias que se hacen visibles en las producciones más recientes, de este año y del anterior, no son exactamente análogas ni tal vez es posible establecer una o varias líneas en las que convergen modelos narrativos más allá de la que existe entre títulos de un mismo género”.
Es inevitable señalar las preferencias personales entre aquellos títulos que se identifican con el género dramático y que responden a la cita del festival, Nuevos Narradores, Nuevas Narrativas, reuniendo a sus protagonistas. A continuación, nombro los títulos que considero más relevantes por su aceptación, como CITIZEN OF A KIND (2024), Mulberry Award al Mejor Guión, de la cineasta coreana Park Young-ju, que acaba de cumplir 30 años y es su segundo largometraje, después de Second Life (2018); YOLO, You only live once (2024), del director chino Jin Ling; TROUBLE GIRL (2023), del cineasta taiwanés Chin Chia-hua; CONFETTI (2024) primer largometraje de la japonesa Naoya Fujita, segundo Mulberry Audience Award; TIME STILL TURNS THE PAGES (2023), tercer Mulberry Audience Award, del director de Hong Kong Nick Cheik, antes premio al mejor director de los Asian Film Awards y del Hong Kong Film Awards; RANSOMED (2023) del director coreano Kim Seong -hun; TRENDING TOPIC (2023), del director chino Xin Yukun; y A NORMAL FAMILY (2023), del director coreano Hur Jin-ho. No son las únicas películas que cabe nombrar, pero sí las que considero más afines a mis preferencias por cuanto a las narrativas de las que derivan y a la estética compositiva. Son películas con guiones buenos y estructura fuerte- Lo que narran nos acerca a sus protagonistas y deriva las fronteras físicas y culturales que nos separan. Cada cual a su modo y por un motivo diferente, pero nos afectan por un igual los dramas de la vida privada como los que tienen que ver con la historia de un país, como es el caso que narra 12.12 THE DAY (2023), del director coreano Kim Sumg-son. El relato de hechos tan trascendentes como el golpe de Estado del 12 de diciembre de 1979 por un grupo militar al mando del general Chun Doo-hwan, tras el asesinato el 26 de octubre del presidente Park Chung-hee, que puso fin a la dictadura Yussin (1972-1979), es magistral por el modo en que se aborda cómo se gesta una dictadura.
Historia de un país e historia de todos, que se nos invita a explorar para ver cómo se puede gestar un golpe militar y las consecuencias inmediatas de una acción como la que se lleva a cabo estableciendo un sistema de poder totalitario con la dictadura que sucedió a la insurrección de una parte del ejército surcoreano. Los hechos han sido objeto a lo largo de los años de varios relatos cinematográficos como Seguridad Nacional (2012) de Chin Ji-young, sobre la detención en 1985 de Kim Geung-tee, a quien se torturó 22 días seguidos obligándole a confesar crímenes que no había cometido. O como también A Taxi Driver (2017) de Jang Hon, una película que narra la masacre de cientos de ciudadanos en Gwangju, con motivo del alzamiento popular de mayo de 1980 contra la dictadura militar de Chun Doo-hwan. Los dos únicos testigos de los hechos fueron un corresponsal alemán en Tokio y un taxista, al que el primero contrató para que le llevara hasta el lugar de los hechos y a continuación poder informar sobre lo que estaba sucediendo. 12.12 DAY a su vez resucita magistralmente el caos que aprovecha el ejército surcoreano para dar el golpe de Estado que acaba con las aspiraciones de otra parte del ejército y de la sociedad civil, a favor de un cambio político y la llegada de la democracia al país. La reivindicación de la historia para evitar conflictos que se repiten una y otra vez es una de las claves de esta película y de aquellas que se mencionan por aportar un testimonio análogo.

Entre los títulos mencionados en primer lugar, las similitudes son escasas respecto a los contenidos narrados, pero cada una a su manera nos afectan muy personalmente por los temas que tratan. Citizen of a Kind, porque la protagonista es objeto de una estafa, por la que pierde todos sus ahorros, algo muy común en el mundo actual, y se nos enseña el colectivo y tipo de organización que están detrás de crímenes que de ordinario se operan impunemente. Time still turns The Pages, porque muestra el acoso de un padre autoritario y la vida de una esposa víctima de los malos tratos del genitor para dos hermanos, uno de los cuales acaba creyendo que su vida no tiene salida y que lo mejor es suicidarse. Trouble Girl, a su vez, plantea otro drama psicológico, a propósito de una adolescente, víctima del divorcio de sus genitores y de un conflicto familiar ante el que decide no rendirse. Trending Topic, por mostrar hasta qué punto las redes sociales pueden revelar hechos que ningún otro medio de comunicación puede poner en evidencia, y hasta qué punto también pueden convertirse en instrumentos de presión para la desinformación y el engaño de sus destinatarios o de la opinión pública en general mediante la acusación y ocultamiento de la verdad. A Normal Family es todo menos una familia normal, en la que sus protagonistas, hijos de dos hermanos, un abogado y un médico, acaban cometiendo un crimen sin pensarlo, pero cuya irresponsabilidad afecta a los respectivos genitores, hasta el punto de que el conflicto tras un doble giro de los acontecimientos acaba en el trágico desenlace que nadie espera.
No se pueden dejar de citar otros títulos también potentes como DUST TO DUST (2023), del hongkonés Jonathan Li, 13 BOMBS (2023), del indonesio Amgga Dwman Sasongko; VOICE (2024) de la directora japonesa Mishima Yukiko; THE LYRICIST WANNABE (2023) de la directora Norris Wong de Hong Kong; GOLDFINGER (2023) del director Felix Chong también de Hong Kong, o MOTION PICTURE CHOICE (2023), del japonés Nagao Gem. Esta última, una película que recupera el cine mudo y experimenta con la imagen en movimiento, renunciando al uso de la palabra y devolviendo a actores y actrices el poder de la gestualidad y de la expresión paródica para comunicar lo que se quiere transmitir. Un ejercicio interesante y único, que pone a prueba por un igual a actores y espectadores. Obviamente, no se trata de hacer aquí un inventario completo de los títulos que se han proyectado, ni de nombrar a todos los que han acudido a presentar sus películas en este festival, pero aquellos que se citan forman parte de las preferencias de quien puede decirse que una mayoría importante lo ha hecho con parte de sus equipos respectivos. El acceso a los protagonistas reales que están detrás de las películas que se proyectan requiere un esfuerzo que sólo los festivales más consolidados se pueden permitir. Udine es una cita anual ineludible para el cine asiático, como lo es para sus autores, sus agentes, la prensa, pero sobre todo también para la industria en general. Conversaciones, paneles, presentaciones y encuentros contribuyen también a que sea único en su género, haciendo accesible este backstage donde el cine se mueve y se traman acuerdos para la producción y la distribución.

Zhang Yimou , dos veces Palma de Oro en el Festival de Cannes , Oso de oro en la Berlinale y tres nominaciones al Oscar ha clausurado esta edición con una master class, y la proyección de tres películas suyas representativas de los inicios de una trayectoria que lo sitúan en la cabeza de la Quinta generación del cine chino y de su presencia en el cine actual, donde no ha dejado de hacer sentir su influencia en las generaciones posteriores a él. Estos títulos son RAISE THE RED LANTERN (1991), TO LIVE (1994) y UNDER THE LIGHT (2023), su última película y estreno internacional en Udine. El homenaje a Zhang Yimou para los fundadores y directores del FEFF, Sabrina Baracetti y Thomas Bertacche, era una deuda contraída con un cineasta que fue una auténtica revelación para Occidente y para el cine chino, llamando nuestra atención no sólo acerca de una generación de cineastas sino sobre una industria que despertaba de su letargo. El Golden Mulberry Lifetime Achievement Award que le ha sido concedido es más que un simple homenaje el reconocimiento de una trayectoria que trasciende las historias particulares para formar parte de la historia universal en la que todos podemos vernos representados de una u otra forma.