22/09/2008 | Actualidad > AsiaMedia
Político de convicciones conservadoras inequívocas, Taro Aso toma las riendas del Partido Liberal Demócrata y, en consecuencia, las del gobierno de Japón con el objetivo de recuperar para su formación la hegemonía política: su receta, mayor gasto público para contentar a sus feudos tradicionales

Político de convicciones conservadoras inequívocas, Taro Aso toma las riendas del Partido Liberal Demócrata y, en consecuencia, las del gobierno de Japón con el objetivo de recuperar para su formación la hegemonía política: su receta, mayor gasto público para contentar a sus feudos tradicionales.

Su larga experiencia y amplio dominio de los resortes de poder en el partido le han permitido a Taro Aso imponerse sin apelación posible en las elecciones para la sucesión del dimisionario primer ministro Yasuo Fukuda.

Sus rivales era numerosos, hecho que permitía pensar en una carrera más ajustada. No ha sido así. El peso político de Aso ha relegado a sus rivales a índices de apoyo residuales.

Taro Aso se llevaba 351 de los 527 votos en juego. Su más inmediato perseguidor, Kaoru Yosano, conseguía tan sólo 66 votos. Todavía más risible era el resultado obtenido por Yuriko Koike, ex ministra de Defensa que aspiraba a ser la primera mujer jefa de gobierno nipona. Obtenía 46 votos.

En definitiva, los resultados dan la medida de la fuerza de la figura de Taro Aso, ex ministro de Asuntos Exteriores, en el Partido Liberal Demócrata.

Debido a la mayoría de la que dispone la formación conservadora en la cámara baja, el liderazgo en el PLD lleva como consecuencia asumir el cargo de primer ministro.

Desde este puesto, Taro Aso se propone combatir la pérdida de popularidad del partido y acabar con la inestabilidad de los últimos meses. Y recurrirá a las viejas recetas del PLD.

En concreto, para revitalizar la economía, promete un fuerte incremento del gasto público, especialmente en el campo, área donde la formación conservadora mantiene su tradicional hegemonía.

Sin embargo, fruto del agotamiento de las políticas tradicionales, los liberal-demócratas no disponen hoy de mayoría en la cámara alta, el Senado, circunstancia que ha lastrado el gobierno de Fukuda.

La perspectiva de unas elecciones anticipadas es clara. Taro Aso, consciente de su tirón, dada su calidad de líder carismático, intentará recuperar para el PLD el control de ambas cámaras.

Otra cosa será que el recurso a las políticas de toda la vida dé resultado, puesto que el país no es el mismo que el de las décadas doradas del poder del PLD.

El Partido Demócrata ha jugado hábilmente sus cartas desde el control de la cámara alta y, por primera vez, amenaza de forma real la supremacía del PLD.

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