El nuevo milenio trajo consigo la consolidación del poder económico y geopolítico de China. Una clara manifestación de este fenómeno es la creciente presencia de multinacionales chinas en todo el mundo. La crisis financiera mundial de 2008, que provocó la caída de valor de las empresas europeas y norteamericanas, brindó una oportunidad única a las empresas chinas de aumentar su presencia global. Así, el número de empresas chinas de gran tamaño aumentó, y, a fines de 2019, había prácticamente tantas empresas chinas en la lista Fortune Global 500 (119) como empresas estadounidenses (121); diez años antes, la proporción era de aproximadamente de 1 a 4.
Como se muestra en nuestro libro The Era of Chinese Multinationals: competing for global dominance (Casanova and Miroux, 2020), la ascensión global de las empresas chinas sucedió en paralelo al crecimiento económico de China, y en un contexto de apoyo del gobierno a sus empresas locales. Las empresas chinas ganaron escala al aprovechar su enorme mercado interno. Las políticas del gobierno chino, que orientaron y alentaron activamente la Inversión Extranjera Directa en el Exterior (IED), también han desempeñado un papel crucial. Por lo tanto, el auge de las multinacionales chinas es el resultado de una combinación de medidas macroeconómicas y apoyos al empresariado local por parte del gobierno.
La crisis financiera mundial de 2008 fue el punto de inflexión que permitió a las empresas chinas comprar firmas con dificultades financieras en las economías avanzadas. En todo el mundo, esas adquisiciones extranjeras alcanzaron su punto álgido en 2016, superadas ese año solo por empresas de los EE. UU. Muchas de esas transacciones hubieran sido impensables una década antes. Algunos ejemplos son la compra de Syngenta, el gigante químico suizo, del fabricante italiano de neumáticos Pirelli, la filial de fabricación de PCs de IBM y parte de la firma sueca Volvo. Para un país que había sido una economía pobre y principalmente rural durante gran parte del siglo XX, tales adquisiciones supusieron un valor simbólico extraordinario que representaba este nuevo poder emergente. Las multinacionales chinas ya no invierten solamente en sectores tradicionales como la energía, las materias primas y las industrias pesadas, sino que se expanden en servicios y en productos de consumo.
El triunfo de las empresas chinas altera fundamentalmente el panorama competitivo global. Como mostramos en los informes del Instituto de Mercados Emergentes de la escuela de negocios de la Universidad de Cornell, las empresas chinas solían competir, y lo siguen 1 This blog is based on the findings of the book: Lourdes Casanova and Anne Miroux, The Era of Chinese Multinationals – Competing for Global Dominance, Elsevier Academic Press, http://bit.ly/bookchina haciendo, con productos y servicios de calidad a precios más bajos. Sin embargo, las diferencias de precio se han reducido en algunas áreas, y las empresas chinas han comenzado a ofrecer artículos innovadores en industrias punteras, como computadoras (Lenovo) y teléfonos inteligentes (Xiaomi). Asimismo, las empresas chinas también han mejorado su imagen de marca como es el caso del proveedor de tecnología de la información Huawei, el conglomerado tecnológico Tencent o el banco ICBC, que ahora figuran entre las principales marcas mundiales. En 2019, en torno al 14% de la lista de BrandDirectory con las principales 500 marcas mundiales eran chinas (frente al 4% en 2009). Este cambio refleja, en parte, el aumento del poder adquisitivo de las economías emergentes, donde las empresas chinas están relativamente bien posicionadas, dada su experiencia y familiaridad con estos mercados. Pero esta mejora de imagen de marca ocurre también en Europa por ejemplo. Los anuncios publicitarios de Huawei o del fabricante de electrodomésticos Haier están en la prensa del Reino Unido, en vallas publicitarias en lugares icónicos en Francia o en los principales canales de televisión en Suiza. Así es como estas empresas están trabajando para construir sus marcas globales.
La innovación, hasta ahora dominada por empresas occidentales o japonesas es el siguiente reto de las empresas chinas, en línea con el objetivo general del país de transformarse en una economía impulsada por la innovación. Aunque, en promedio, sigue existiendo una brecha de innovación entre las empresas chinas y sus pares de países desarrollados, los avances son claros. Por ejemplo, según indicadores de inversión de Investigación y Desarrollo (I + D) de la Unión Europea de 2018, que proporciona datos de las 2.500 mayores empresas que más invierten en I + D, las empresas chinas dedican en promedio menos de la mitad de lo que lo hacen las empresas de Estados Unidos o la Unión Europea. Sin embargo, un número cada vez mayor de empresas chinas se encuentran entre los principales inversores corporativos de I + D en el mundo: alrededor del 12% de los 500 principales inversores en I + D en 2019 eran empresas chinas, en comparación con el 3% en 2010. El progreso realizado en calidad e innovación es cada vez más visible en una serie de dominios tecnológicos donde las empresas chinas son líderes: pagos móviles, inteligencia artificial… Alibaba (Alipay) y Tencent (WeChatPay), o vehículos eléctricos,son ejemplos de liderazgo chino que pueden plantar cara sus mejores competidores en los mercados desarrollados, elevando así el listón para la competencia global.
La pandemia de COVID-19 representa un gran reto para la economía global en 2020. China sufrió primero la pandemia. Cuando escribimos este blog, el país ha comenzado el proceso de recuperación de su actividad económica. Si bien las consecuencias económicas de la pandemia aún no están claras, el mundo debería estar atento a la reacción de estas empresas. Las empresas chinas salieron reforzadas de la última crisis financiera en 2008. ¿Sucederá lo mismo en esta ocasión? Demasiado pronto para saberlo.
Lourdes Casanova, Profesora y Directora, Emerging Markets Institute
Anne Miroux, Faculty Fellow, Emerging Markets Institute
Cornell S.C. Johnson College of Business Cornell University