03/09/2009 | Actualidad > AsiaMedia
Taro Aso y Yukio Hatoyama, lideres del Partido Liberal Democrático (PLD) y del Partido Democrático de Japón (PDJ), se enfrentaron el 30 de agosto en las trascendentales elecciones generales que han abierto, a favor del PDJ, la alternancia política en el Gobierno de Japón. Más allá de las diferencias de sus programas electorales, ambos candidatos tienen algo en común: pertenecen a grandes familias o dinastías políticas con ascendientes que han ocupado cargos políticos claves en la historía de Japón. El abuelo de Taro Aso, Shigeru Yoshida fue 5 veces primer ministro durante los primeros años de la postguerra y fue sustituido en el cargo en 1954 por Ichiro Hatoyama, abuelo de Yukio Hatoyama. Merece destacar que los dos políticos unieron sus respectivas fuerzas para crear un nuevo partido, el Partido Liberal Democrático (PLD), que ha gobernado casi sin interrupciones el país desde 1955. Ichiro Hatoyama fue el primer presidente del PLD y 3 veces primer ministro

Taro Aso y Yukio Hatoyama, lideres del Partido Liberal Democrático (PLD) y del Partido Democrático de Japón (PDJ), se enfrentaron el 30 de agosto en las trascendentales elecciones generales que han abierto, a favor del PDJ, la alternancia política en el Gobierno de Japón. Más allá de las diferencias de sus programas electorales, ambos candidatos tienen algo en común: pertenecen a grandes familias o dinastías políticas con ascendientes que han ocupado cargos políticos claves en la historía de Japón. El abuelo de Taro Aso, Shigeru Yoshida fue 5 veces primer ministro durante los primeros años de la postguerra y fue sustituido en el cargo en 1954 por Ichiro Hatoyama, abuelo de Yukio Hatoyama. Merece destacar que los dos políticos unieron sus respectivas fuerzas para crear un nuevo partido, el Partido Liberal Democrático (PLD), que ha gobernado casi sin interrupciones el país desde 1955. Ichiro Hatoyama fue el primer presidente del PLD y 3 veces primer ministro.

No se trata de un caso excepcional. La existencia de dinastías políticas ha sido algo común en la historia de Japón, especialmente durante las últimas décadas en que el país ha sido gobernado por el PLD. Puede ocurrir que una familia controla la maquinaria política con sus respectivas ‘redes’ de apoyos financieros y empresariales en una circunscripción electoral determinada. Ello permite que un escaño pueda pasar de una generación familiar a la siguiente. Y una vez se alcanza un alto cargo político pueden influir para que se nombren para ocupar puestos políticos o burocráticos a otros familiares o personas de su plena confianza de su circunscripción electoral. Un ejemplo de la existencia de un fuerte ligamen entre un político y su circunscripción electoral es el de Yukio Hatoyama. Inició su carrera política en 1986 en el PLD, partido que abandonó en 1993 para participar en la creación en 1996 del PDJ que dirigirá del 1999 al 2002. A pesar de sus cambios políticos, Hatoyama, heredero de una rica e influyente dinastía política, ha sido siete veces elegido sin interrupción en su circunscripción de Hokkaido.

Este control hereditario ‘de facto’ de algunos escaños parlamentarios es muy criticado por la opinión pública japonesa pero sigue produciéndose. Sus crecientes detractores afirman con razón que restan calidad democrática, credibilidad y dinamismo al sistema político japonés. Afecta al ejercicio de la igualdad de oportunidades para el acceso de los ciudadanos a los cargos electos. Dificulta e incluso puede hacer imposible, en algunos casos, la emergencia de nuevos liderazgos políticos que aporten nuevas ideas y propuestas que permitan renovar o mejorar la vida política. Provoca escepticismo o desafección en los votantes y una pérdida de credibilidad en los políticos.

La existencia de dinastías políticas en Japón se demuestra en a que la mayor parte de los últimos primeros ministros de Japón son hijos o nietos de anteriores primeros ministros o ministros, como son los casos de Junichiro Koizumi, Shinzo Abe, Yasuo Fukuda y Taro Aso. Y se va a repetir idéntica situación tras la recién victoria electoral del PDJ del 30 de agosto. Yukio Hatoyama, 50 años después de que lo fuera su abuelo, también será nombrado primer ministro. Su padre también ostento en su día el cargo de ministro de Asuntos Exteriores.

Es verdad que las dinastías o familias políticas se dan en otros países asiáticos, más o menos democráticos. Basta citar a los Gandhi en la India, los Butho en Pakistán, los Macapagal en Filipinas, los Sucarno en Indonesia, etc. También en EEUU, casi el 5 % de los miembros del Congreso tienen antecedentes familiares en la política. Los casos de la familia Kennedy y el más reciente de los Bush lo evidencia.

Pero en Japón nos encontramos con que casi el 40 % de los diputados del PLD son hijos o nietos de ex diputados. Pero también ocurre con el 20 % de los diputados del opositor PDJ. En septiembre del 2008 el ex primer ministro Junichiro Koizumi (2001-2006) anunció su definitiva retirada de la política. Este anuncio fue acompañado por la designación de su hijo Shinjiro Koizumi, de 28 años, para sucederle políticamente en su circunscripción electoral. Va a heredar las redes de apoyo político y financiero de su padre. Como era de esperar Shinjiro Koizumi gano el escaño en las elecciones del 30 de agosto. Se trata de la cuarta generación de políticos de la misma familia. El hecho de que el más carismático político japonés de la última década también nombrase a su hijo como heredero político y candidato en las recientes elecciones para ocupar el escaño de su padre demuestra el fuerte arraigo de las dinastías políticas en Japón.

Jaume Giné Daví, profesor asociado de la Facultad de Derecho de ESADE. Investigador asociado al IGADI

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