¿Ha llegado el momento del cambio en Irán tras las elecciones? Para Baquero: “no podemos hablar de un cambio político radical, estaríamos engañando a la audiencia. Hay que ir paso a paso, ya que Irán cuenta con un sistema político complejo con una estructura dictatorial y otra más democrática. Es un juego de equilibrios, mezcla de democracia y teocracia”.
Baquero recordó que la facción reformista arrasó en estas elecciones en las que estaban convocados 55 millones de electores para elegir un nuevo Parlamento y la Asamblea de expertos, el órgano de clérigos encargado de elegir al líder supremo. Ahora, dijo, “los reformistas tienen mayor poder en la Asamblea, Teherán ha logrado nada menos que 30 escaños, y algunos diputados ultraconservadores del Parlamento no han conseguido representación, con lo que el bando reformista ha resultado claramente el dominador”.
Esta victoria refuerza, además, al presidente Rouhani y su apuesta por poner fin al aislamiento y levantar las sanciones internacionales de Irán tras el acuerdo nuclear. Ahora bien, matizó Baquero, conviene tener presente que el bando reformista también forma parte del régimen; por eso reiteró que el resultado de estas elecciones no va a suponer un cambio político de envergadura ya que tanto reformistas como conservadores forman parte del sistema y estos últimos siguen controlando el país.
Y citó algunas cifras. Antes del acuerdo nuclear Irán producía 2’6 millones de barriles al día de los que exportaba cerca de un millón. A 30 dólares el barril ingresaba 30 millones de dólares diarios, que es pecata minuta, relató, para las necesidades de un país como Irán. Ahora solo puede llegar a producir medio millón más de barriles por culpa de unas instalaciones que son obsoletas. Y es que Mahmud Ahmadinejad , el presidente de Irán desde 2005 hasta 2013, dejó un país quebrado en lo económico, afirmó.
En este punto, dijo, los reformadores hacen ingeniería de lo posible sobre todo en el campo económico y en el energético: “que el gobierno haya abierto el sector del petróleo a la inversión extranjera es una buena muestra de que podemos hablar de cambio económico pero todavía no político”. En realidad, “los iraníes han apostado por los reformistas porque son pragmáticos ya que se han dado cuenta de que para sobrevivir tienen que salir del aislamiento económico”.
Antonio Baquero siguió haciendo hincapié en la sociedad iraní y en sus esperanzas de cambio: “los iraníes apuestan por el cambio y en particular la gente joven está totalmente a favor de la apertura. Es una juventud preparada, formada y conectada que ansía vivir mejor”. Y aseguró:“ El nuevo petróleo de Irán es su juventud: produce 233.000 ingenieros cada año, de los cuales muchas son mujeres, más que en India”. Lamentablemente, concluyó, “la república islámica es un corsé para las demandas actuales de su sociedad, aunque por lo que he visto ahora hay mayor relajamiento en la calle, se percibe menos tensión que con Ahmadinejad”.