09/03/2017 | Actualidad

“Ver flores”, o Hanami japonés, es la tradición que lleva a todos los japoneses a esperar cada año la época del florecimiento; con ella, la celebración de la llegada del buen tiempo se traduce en un agradable picnic en familia, amigos o compañeros de trabajo en campos y parques, bajo un cálido resguardo en forma de pétalos de color blanco y rosa.

De tradición milenaria y con origen en el Periodo de Nara como entretenimiento imperial y de la aristocracia, el Hanami es hoy en día una de las festividades más esperadas por todos los japoneses. Fue en la época Edo cuando ésta se extendió entre los Samuráis y el pueblo llano, llegando hasta nuestros días como un espectáculo fascinante y lleno de simbolismo. En aquella época, la flor más admirada era la del ciruelo pero poco a poco, ya en el Periodo Heian, el cerezo capturó toda la atención y admiración en esta fiesta. Con el tiempo, Sakura ha acabado por convertirse en la flor oficial de Japón.

Esperado buen tiempo: un nuevo comienzo

Más de un centenar de tipos diferentes de cerezos, siendo el Somei-Yoshino el más común, se diferencian por el tamaño, la forma y el color de sus pétalos. Ellos son los protagonistas que adornan lagos, parques, jardines, montes, tempos y palacios de todo el país con la llegada de la primavera formando nubes del suave color de sus pétalos. El sakurazensen, el pronóstico de su florecimiento, es anunciado cada año con gran expectación por la oficina de meteorología y los medios de comunicación. La expectación por disfrutar del espectáculo floral se respira en el ambiente primaveral y se traduce en empresas que envían a algunos empleados para reservar lugar a los pies de lo árboles nipones; otros acuden por la mañana para guardar lugar a familiares y amigos.
El país del sol naciente celebra numerosas representaciones artísticas, como conciertos o lectura de poemas (haikus) para el Hanami; degusta especialidades locales con sabor a bentos, dulces dangos y sake mientras se reúnen; charla alegremente y realiza la ceremonia del té a los pies de las efímeras flores de Sakura. La fiesta se alarga hasta la noche con el llamado Yozakura. Momento donde farolillos iluminan los cerezos bajo la luna en parques como el Ueno en Tokio o el Naruyama en Kyoto.

Símbolo de cambios y un nuevo comienzo. Además de recibir la cálida primavera, la celebración del Hanami marca el tradicional inicio del curso escolar y el nuevo año financiero para los japoneses. Observar la belleza de las flores del cerezo es, para los japoneses, un emblema de hermandad y de una nueva etapa por venir, digno de una celebración tan importante que moviliza alrededor de treinta millones de personas.

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