14/07/2008 | Actualidad > AsiaMedia
Entrevista con el Profesor Jun Ho Oh, responsable del laboratorio surcoreano de humanoides Hubo Lab

Entrevista con el Profesor Jun Ho Oh, responsable del laboratorio surcoreano de humanoides Hubo Lab

Los talleres de Hubo Lab tienen el aspecto desordenado de los garajes en los que han visto la luz algunas de las maravillas tecnológicas del siglo XX. Al atravesar estos laboratorios de robótica humanoide del instituto de tecnología avanzada de KAIST, en Daejon (Corea del Sur), nos adentramos poco a poco en un universo de fantasía futurista. En las diversas salas se pueden ver remedos de piernas, brazos y troncos repletos de marañas de cables. Entramos en las instalaciones de Hubo Lab, el centro de la investigación robótica coreana, donde se crean unos de los más avanzados bípedos robotizados del mundo. De ellos nacen modelos como Hubo, un autómata de la altura de un niño que puede caminar, correr, mantenerse en equilibrio sobre una pierna o estrechar la mano de su interlocutor. El profesor Jun Ho Oh es el creador de estos prototipos que han levantado expectación en todo el mundo científico por haber conseguido, con poco presupuesto acercarse a los logros del ASIMO, el robot similar, aunque más avanzado creado por la japonesa Honda.

El profesor nos recibe en su sala de reuniones, en la que destaca una pizarra garabateada y un vigilante modelo de su robot más popular.

¿En qué etapa se encuentra la robótica actual?

Dentro de la robótica, las aplicaciones humanoides se encuentran muy avanzadas y se han convertido en una plataforma única para probar nuevas tecnologías, es lo que llamamos un ?esqueleto tecnológico?. Dentro de la robótica humanoide la llegada de Asimo ?robot bípedo, creado por Honda-, supuso un punto de inflexión, por su innovador y avanzado control de movimientos. El desafío actual es unir todas las capacidades de estos avances en una plataforma que pueda ser útil en la vida diaria. No obstante, por el momento un robot no pasa de ser de un mero automatismo que necesita de la intervención humana.

¿Qué aplicaciones presentes y futuras tiene la robótica?

Los humanoides, como Hubo son una vía para generar nuevas tecnologías, como prótesis, programación de inteligencia artificial; o para el día a día, como robots para el uso doméstico o en oficinas, ayudas a la socialización, etcétera. No obstante, todavía tenemos mucho trabajo por recorrer. Conseguir que una máquina sea autónoma y muestre Inteligencia Artificial es muy difícil. Lo que se ha alcanzado hasta hora a nivel mundial es sólo una imitación de inteligencia. No creo que en los próximos 50 años podamos ver un robot con Inteligencia Artificial. Los robots de hoy no son más que ingenios con programaciones muy complejas. Hoy por hoy, no son más que una fantasía que sucede delante de la gente. El público quiere creer que piensa, que tiene voluntad propia, pero no es así. En este sentido la robótica es como un arte, está hecha para ilusionar a la gente.

¿Por qué cree que es tan difícil alcanzar el objetivo de la Inteligencia Artificial?

Todavía no se ha conseguido un programa de Inteligencia Artificial que cubra las expectativas. Un robot dispone de una extensa base de datos con la que puede decidir qué hacer, aunque no entiende el 90 por ciento de las palabras y órdenes que se le dan, y tampoco tiene la capacidad de aprender. La máquina inteligente ilusiona a la gente, les hace emocionarse, pero el robot es un sistema inerte.

Corea del Sur es un país pionero en robótica, tanto que ha creado un código de derechos para robots. ¿Cómo cree que afectará a nuestras vidas una inteligencia creada por el hombre?

La creación de máquinas autónomas chocará con nuestros intereses como humanos, las máquinas dejarán de ser previsibles. Los hombres deberán aprender a vivir con ello, lo que motivará la creación de normas tanto para humanos como para robots. Corea del Sur tiene en marcha un ambicioso plan para poner un robot en cada casa dentro de diez años. Para ello ha creado un embrionario código ético que pueda regular en el futuro las relaciones entre máquinas inteligentes y personas.

¿Cree que la sociedad estaría preparada para aceptar otro tipo de inteligencia?

La gente, al igual que en la fábula de Pinocho, tiene miedo que los robots quieran ser humanos, ese sería el principal problema ante una hipotética máquina inteligente. A parte de eso, la humanidad ha anhelado desde los comienzos tener la capacidad de vida inteligente, semejante a si mismo. No obstante, existen grandes diferencias culturales entre la percepción en Asia y en Europa. En la cultura popular asiática, en los cómics, por ejemplo, los robots son servidores de los hombres, son héroes desinteresados. En Europa, sin embargo, desde la revolución industrial ha habido un recelo hacia la máquina, un miedo a que pueda usurpar el puesto a los trabajadores y en el futuro hasta como hombre pensante.

Según usted, hasta dentro de al menos medio siglo no veremos robots inteligentes. ¿No cree que la evolución actual de la tecnología podrá superar este plazo?

La base material, el hardware, es fácil de alcanzar, pero el software, la capacidad de reconocer órdenes y tomar decisiones respecto a ellas, es muy difícil. Nosotros utilizamos simples programas de reconocimiento de voz y de procesamiento de datos. No obstante, vivimos en la era de la computación, estamos rodeados de computadoras. No nos estamos dando cuenta pero poco a poco nos estamos robotizando, estamos adaptando la tecnología a nuestras vidas, en 5 o 10 años ya habrá robots capaces de realizar tareas básicas con gran precisión, la forma no importa, aunque siempre nos seguirá fascinando la maquina con figura humana. En realidad, el reto es conseguir que las máquinas aprendan, que tomen decisiones. La tarea es lograr la transición entre el autómata y lo autónomo.

* Jairo Mejía es periodista becado por ICEX en la Oficina Comercial de Seúl

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