El fenómeno de la cultura coreana no es producto del azar sino de una estrategia muy bien planeada por un país que supo transformarse políticamente, convirtiéndose en una consolidada democracia, y económicamente para convertirse en todo un referente en Asia y en el mundo como una de las economías más modernas.

La transformación social y cultural no podía ser ajena a ese proceso y el movimiento hallyu o «la ola coreana», apareció por primera vez a mediados de la década de los 90, después de que Corea estableciese relaciones diplomáticas con China en 1992 y de que las series de televisión y la música pop ganasen gran popularidad entre la comunidad china.  Unos años después, en 2003, la ola coreana llegaba a Japón de la mano de sus series de televisión.

Para 2017 ya eran casi 100 países en todo el mundo los que se habían impregnado de este fenómeno que va más allá de la música y que incluye la gastronomía, la literatura e incluso la lengua coreana.

A partir del planteamiento de Jung (2015) observamos la elasticidad del hallyu y la multidimensionalidad de la K-Culture, que abarca múltiples ámbitos de la vida cotidiana. Se plantea un interesante “viaje”, o flujo de contenidos tomando el K-pop como punto de partida para dar a conocer este fenómeno surcoreano que no conoce de fronteras y va más allá de  de la propia cultura.

Palabras de bienvenida:
Yasmín Paricio, coordinadora de Política, Sociedad y Programas Educativos de Casa Asia

A cargo de:
Julia Rodríguez, doctoranda por la Universidad de Málaga en el programa de Comunicación, Publicidad y Relaciones Públicas. Realizando la Tesis: El K-Pop y la interacción parasocial en España: el fenómeno fan en Instagram