El arquitecto Ma Yansong (Pekín, 1975), uno de los veinte arquitectos “esenciales” según las listas de la revista ICON de 2008 y el primer arquitecto chino al que se concedió el RIBA Fellowship Award (2010), presenta en Madrid un proyecto expositivo producido por el Museo ICO, que trata de recuperar su trayectoria desde la fundación de MAD Architects en 2004 hasta la actualidad.
El recorrido que se puede hacer por su obra incorpora una treintena de maquetas de gran y medio formato, que permiten entender el discurso del arquitecto, considerado entre los más representativos de la jóvenes generaciones que han estudiado en China, pero han finalizado sus estudios fuera del país, como él, que fue alumno del Instituto de Arquitectura e Ingeniería civil de Pekín y después hizo un máster en la Universidad de Yale. Allí conoció a Zaha Hadid, tutora del curso, y después se quedó un año más en EEUU para trabajar con Peter Eisemann en el Holocaust Memorial de Berlín. Es la primera exposición que hace en España y pese a haber participado en numerosas exposiciones colectivas, las únicas que había hecho hasta ahora en Europa son las del Museo dalla Diocesi (Bienal de Venecia, 2006) y en el DAC de Dinamarca en 2007, después de su primera espectacular antológica –“MAD under Construction”- que hizo en la Tokyo Gallery de Pekín en 2006.
Entre 2000 y 2004, participó en más de cien concursos que de algún modo fueron útiles para ejercer la profesión y para reflexionar sobre proyectos, cuya complejidad le hacían replantearse la relación entre arte y arquitectura y el futuro de esta disciplina, entendiendo que la arquitectura debe ejercer un impacto social sostenible teniendo en cuenta la tradición local y la necesidad de un urbanismo global. La producción de espacialidad genera para él unas dinámicas relacionales que no se pueden omitir y que se extienden al ámbito de las interacciones entre la localización, el hábitat y el sujeto que ocupa los espacios construidos de la organización socio-espacial de la ciudad. El primer concurso que ganó y el primer proyecto que realizó fueron las Absolute Towers de Mississauga, que inició en 2006 y cuya entrega se ha hecho este año. El arquitecto hizo un proyecto para unas torres que parecen imitar el movimiento de un torno e incorporan la alta tecnología para alcanzar la máxima funcionalidad sin dejar de ser sostenibles. Desde fuera, parecen dos grandes esculturas de 179.5m de altura y 45000m2 y 40.000m2 respectivamente, que significaron el inicio de una trayectoria profesional, dentro y fuera de China, que no ha cesado desde entonces. Obras como las Fake Hills, Beijing 2050, el Harbin Cultural Island, los Taiping Vista Apartments o el Ordos Museum, entre los más de treinta proyectos que se presentan muestran una arquitectura que vincula el concepto de paisaje en la pintura y la poesía, que se ha transmitido en China de generación en generación desde la antigüedad gracias a la tradición y las tecnologías punta que facilitan su discurso futurista.
Madrid